Actividad Científica del Dr. Bernardo Ebrí

Los interesados en poder descargar publicaciones médicas científicas del Dr. Bernardo Ebrí Torné, pueden hacer "clic" en

https://www.researchgate.net/profile/Bernardo_Ebri/stats

Para descargar el programa informático para el cálculo de la Edad ósea en niños, guía explicativa como usarlo, sobre la radiografía de mano izquierda, y luego poder predecir la talla adulta del niño (niños de 0,5 años a 20); específicos programas para niños de 0 a 4 años a través de la radiografía de mano y de pie) (En español y lengua inglesa),publicaciones a este respecto, libro sobre Maduración Esquelética etc.,.., introducirse en la siguiente web: www.comz.org/maduracion-osea
Se abrirá el portal al hacer "clic" y allí, se encuentra toda la información, con posibilidad de descarga.
El método esta siendo utilizado por pediatras, radiólogos, de España, Italia, México, Venezuela...
Comentarios en https://sites.google.com/site/doctorbernardoebri/prueba


Salmos 91:4 y 46:1. El amor de Dios

Salmos 91:4 y  46:1. El amor de Dios
"Pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será nuestro escudo y tu baluarte". "Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia"

Wednesday, May 20, 2009

Los avisos del adolescente agresor

Patricia Morén. Barcelona - Miércoles, 20 de Mayo de 2009. Diario Médico.
Conducta antisocial. El 15 por ciento de los niños y adolescentes de entre 7 y 18 años tienen conductas antisociales que se manifiestan en comportamientos muy variopintos y que pueden perpetuar en su vida adulta.
-¿Es posible predecir qué menores serán agresores? Un estudio de campo del sociólogo Ramón Quilis, vinculado a la Sociedad Catalana de Pediatría, ha analizado cuáles son las señales o avisos que dan los adolescentes como potenciales agresores y a los que se puede prestar atención en cualquier protocolo de sospecha para identificarlos.
¿Se puede anticipar el comportamiento agresivo de un adolescente? La respuesta es sí. Existen ciertas conductas preocupantes, es decir, que perduran en el tiempo y que pueden comprometer la salud de la comunidad y la del propio sujeto que las exhibe, como ciertos comportamientos extravagantes, impulsivos, obsesivos y paranoicos que pueden poner sobre la pista al entorno más próximo de estos menores.
La lista de estas conductas es amplia. Entre ellas, el sociólogo Ramon Quilis, adscrito a la Sociedad Catalana de Pediatría (SCP), cita las siguientes: chulería, mentira, venganza, desafío, desinhibición, disrupción, altanería, predisposición destructiva, personalismo, evasividad, aversividad, intolerancia, llevar armas (armamenticidad) y destruir objetos (o clastomanía).
Se estima que el 15,5 por ciento de los niños y adolescentes, de entre 7 y 18 años, tienen conductas antisociales con proyección en su vida adulta y que se manifiestan en distintos tipos de conductas disruptivas, según información de Quilis. De ellos, el 9,6 por ciento son chicos y el 5,5 por ciento, chicas.
En un estudio de campo realizado en 335 adolescentes catalanes de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), Quilis ha detectado la existencia de un diagnóstico patológico previo en 125 de estos escolares.
Los más comunes en la muestra analizada fueron el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (9,2 por ciento de los casos); el desafiante opositor (5,3); el de ansiedad (20,2); el obsesivo compulsivo (1,4); el paterno-filial (16); el adaptativo (13,8); el del estado anímico (13,1); el específico del aprendizaje (3,9); el síndrome de Tourette (0,7); el trastorno general del desarrollo (2,1); el retraso mental (1,8); y los trastornos de conducta (5).
Uno de esos trastornos antisociales es el negativista desafiante, que afecta a entre un 4 y un 5 por ciento de los niños y a entre un 2 y un 3 por ciento de las niñas, y cuya manifestación tiene su pico de máxima intensidad a los 15,5 años. Y otro ejemplo es el trastorno disocial, que pasa de ser sólo el 2,2 por ciento en la infancia al 9 por ciento en la adolescencia (es decir, su prevalencia aumenta en torno a un 22,2 por ciento en esta etapa vital), según el informe de Quilis.
Desafío y crueldad
¿Cuáles son las señales o avisos que dan los adolescentes de sus tendencias antisociales e, incluso, en algunos casos, de su potencial para agredir?
En su libro Siempre quieto, nunca distraído. ¿Nuestro hijo es hiperactivo?, el psiquiatra, neurólogo y pediatra Paulino Castells explica que los niños y adolescentes con un trastorno de la conducta desafiante muestran un "cuadro reiterativo de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil, dirigido a todas las figuras que representan la autoridad (padres, profesores, etc.)" y son propensos a las rabietas, pataletas, discusiones con los adultos, el desafío a los mayores, a ser rencorosos y vengativos, a incumplir las órdenes y a molestar deliberadamente a otras personas, además de culparlas por sus errores.
Y los niños con trastorno disocial manifiestan crueldad, agreden a personas y a animales; fanfarronean, a la par que amenazan e intimidan a los demás; inician peleas con armas como navajas o pistolas u objetos que pueden convertirse en ellas, como piedras, botellas rotas o unas tijeras o un simple bolígrafo -un material accesible en cualquier aula-; pueden forzar a alguien a cometer un acto sexual; destruyen o queman propiedades; mienten con facilidad y timan a otros; suelen hacer novillos en el colegio e, incluso, escaparse de casa y pasar la noche fuera de ésta, según informa Castells.
Precisamente, el absentismo y el fracaso escolar pueden ser también dos señales inequívocas de que algo no marcha bien en la mente de estos niños y púberes.
¿Qué observar?
Junto a los novillos y los malos resultados académicos, cualquier protocolo de sospecha de conductas preocupantes en menores debe analizar el riesgo de que se lesionen a sí mismos o a los demás; si presentan síntomas depresivos; si son consumidores de tóxicos, ya que "éstos son la causa exógena número uno del riesgo de neurosis y esquizofrenia"; y si asumen papeles patológicos, según Quilis.
En referencia a los comportamientos autolesivos, este sociólogo ha recordado que, según diferentes estudios, desde 1950 se ha detectado un incremento progresivo de estas conductas en adolescentes y jóvenes y que las tasas de suicidio se han cuadruplicado en treinta años, entre 1957 y 1987.
El suicidio podría considerarse el máximo exponente de las conductas extravagantes en los menores y los datos a este respecto no son nada halagüeños. En la actualidad, ésta es la cuarta causa de muerte entre los 10 y los 15 años y la tercera entre los 15 y los 25. Para evitar estos lamentables sucesos, este sociólogo anima a padres, educadores y pediatras a fijarse en los detalles que pueden evitarlos. En relación con las conductas, deben estar atentos a las burlas, peleas, falta de respeto, agresiones previas y las provocaciones de los menores, así como el uso previo de armas de fuego, que es la segunda causa de muerte entre adolescentes. Y, en cuanto a los marcadores somáticos, a la rabia, estrés, miedo, venganza, distorsión de la realidad y fallo cognitivo. Las pistas están ahí, sólo hay que prestarles atención.

No comments:

Post a Comment

Añadir comentarios al blog, si queréis aportar alguna opinión