Pide al clero de Roma que "acojan" a las
parejas de hecho
"La santidad es más grande que los
escándalos", profundiza el Santo Padre
Francisco podría modificar la normativa
relativa a los divorciados vueltos a casar y las nulidades, las
"periferias existenciales", según anunció al clero romano durante su
encuentro en San Juan de Letrán. El Papa abogó por "acoger" a las
parejas que conviven y reivindicó la labor de "acompañar" de los
sacerdotes.
Durante la
reunión, que se prolongó durante más de dos horas y media, Francisco invitó a
sus curas a emprender "vías valientemente creativas", como la
apertura de algunas Iglesias durante todo el día y con la disponibilidad de un
confesor o la creación de "cursos personales" para las parejas que
quieren casarse pero que no pueden frecuentar los cursos prematrimoniales
porque trabajan hasta tarde.
La
prioridad, sin embargo, siguen siendo «las periferias existenciales», que
también son «las de las familias», sobre las que habló en muchas ocasiones
Benedicto XVI, sobre todo en relación con los segundos matrimonios.
Nuestra tarea, dijo el Papa, es «encontrar otro camino, en la justicia».
Según
publica en su edición de hoy L'Osservatore Romano, el obispo de Roma concluyó el encuentro
con el clero de su diócesis «afrontando las cuestiones relacionadas con la
nulidad del matrimonio, un tema muy importante para Benedicto XVI. Indicó que
hay propuestas al respecto, estudios y análisis profundos en curso. Hablarán
de ello en octubre con el grupo de los ocho cardenales y en el próximo Sínodo
de los obispos».
Del mismo
modo, el Papa invitó a los sacerdotes a ser valientes, a tener una creatividad
justa, que no significa hacer algo nuevo a la fuerza, para llegar a la
necesaria conversión pastoral.
El Papa
Francisco no ocultó ciertamente los problemas y los escándalos, incluso
gravísimos, como la pedofilia, que afectan a la Iglesia. Pero la Iglesia
no se cae, aseguró, respondiendo a un sacerdote que en su intervención se había
referido al sueño de Inocencio III que vio a Francisco de Asís sostener el
edificio vacilante de la Iglesia. Y no se cae porque hoy, como siempre, hay
mucha santidad cotidiana: hay muchas mujeres y muchos hombres que viven la
fe en la vida de cada día. Y la santidad es más fuerte que los escándalos.
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