Segundo encuentro del ciclo de conferencias ''La vida es digna siempre''
Por
Rocío Lancho García
ROMA, 22 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Hoy ha tenido lugar la segunda cita
del ciclo de encuentros "La vida es digna siempre", promovido por el Centro del
Ateneo por la Vida de la Universidad Católica, en colaboración con el Centro
Cultural de Roma, el Policlínico A. Gemelli. Se trata de una serie de encuentros
dedicados a los momentos "débiles" de la vida humana, la vida prenatal, la
discapacidad, la vejez avanzada, el final de la vida.
“La vida prenatal: indagando el misterio
del ser”, ha sido el titulo del seminario celebrado hoy en el Policlínico
universitario A. Gemelli. Para tratar el tema del misterio de la vida prenatal
han participado Carlo Bellieni, profesor de Terapia neonatal en la escuela de
especialización de Pediatría en la Universidad de Siena; Giuseppe Noia, profesor
de medicina de la Edad Prenatal en la Católica de Roma y Patricia Papacci, de la
Unidad operativa compleja de Neonatología Policlínico A. Gemelli. Como una
participación especial, el encuentro ha contado también con la presencia de
Roberto Corbella, padre de Chiara, una mujer fallecida a los 28 años por
retrasar el tratamiento de cáncer que padecía para salvar la vida del bebé del
que estaba embarazada.
El profesor Bellini ha comparado la vida
prenatal con un "mar de belleza" en el que en la olas, en la superficie, no se
ve nada pero que si se va a lo profundo se ve la vida. Además ha hecho un repaso
de diferentes estudios realizados en los que se estudia la capacidad sensitiva
del feto y de la fuerte unión que hay entre el embrión y la madre durante los
meses de embarazo. El embarazo, ha explicado, es el tiempo en el que la madre
prepara al bebé para lo que le espera fuera del seno. Uno de los estudios que ha
mostrado demuestra que los niños cuyas madres han bailado o realizado alguna
actividad física durante el embarazo, necesitan ser acunados con más fuerza en
el movimiento para conseguir dormir.
Ha llamado también la atención sobre el
uso del término feto, un uso postmoderno, que tiene cierta connotación negativa.
Mientras que sugiere más el uso del término embrión cuyo significado es "el que
florece dentro". También ha matizado la importancia de las consecuencias
psicológicas en las mujeres que abortan, un aspecto que pocas veces se
explica.
A continuación, el doctor Noia ha querido
destacar el hecho de que hablar del sentido de la vida prenatal no tiene por qué
ir unido a un hecho religioso, católico; es un hecho en sí: "de la unión de dos
células, surge un ser único e irrepetible". Ha aportado una cifra que supone una
reflexión importante en este asunto: se realizan 53 millones de abortos en el
mundo al año. Desde la concepción, ha afirmado, la persona es el propio director
de orquesta de la vida.
Para finalizar con el aspecto más
"técnico" del encuentro, la doctora Papacci ha abordado el tema del cuidado y la
cura de los neonatos. Ha comenzado con una cita de Rupnik: "La época moderna
tiene un alto nivel de conocimiento alcanzado, pero tal conocimiento se
establece de forma idealista, la vida humana vale menos que los conceptos, a
pesar de tanto humanismo". La doctora ha hecho un recorrido sobre las pautas a
seguir y aspectos a tener en cuenta en el tratamiento de un neonato enfermo, en
la atención a la familia.
Pero sin duda alguna, la intervención más
conmovedora, por lo personal, ha sido la de Roberto Corbella. Un padre
emocionado, que sin poder contener la lágrimas, ha contado la experiencia de
Chiara. Ha reconocido que él, antes, era un hombre que creía en el aborto como
una solución para algunos casos concretos y ha añadido que era un ignorante y no
conocía ni entendía muchas cosas. Chiara, ha dicho, amaba la vida. Ha recordado
cómo fue el proceso de los dos primeros embarazos, y que aún sabiendo que los
bebés venían con problemas de salud, Chiara y su marido decidieron seguir
adelante. Los dos primeros niños murieron, pero como ha reconocido Roberto,
tuvieron la oportunidad de conocer la vida. Con el tercer embarazo, el de
Francesco, todo fue diferente. Y aunque la familia tenía miedo por el niño, esta
vez fue Chiara a la que diagnosticaron la enfermedad. Roberto ha reconocido que
la capacidad de su hija fue la de la elección justa y la de responder de manera
positiva, no una elección de mártir.
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