¡¡¡ Señor, quiero decirte GRACIAS, porque hoy me desperté y sabía dónde estaban mis seres queridos. Porque esta mañana mi casa estaba en pie, porque esta mañana no estoy llorando a mis hijos, mi esposo (a), mis padres, mi hermano o hermana que necesitan ser rescatados debajo de una pila de concreto, porque esta mañana pude tomar un vaso de agua, porque esta mañana no estoy planificando un funeral, y ante todo te agradezco Señor que todavía estoy vivo y tengo voz para rezar por la gente de JAPON. Señor, te ruego a ti, el único que hace posible lo imposible, el único que transforma la oscuridad en luz, te ruego que les des fuerza a esas madres que están sufriendo; que les des la paz que supera cualquier entendimiento; que abras las calles para que la ayuda llegue; que proveas doctores, enfermeras, comida, agua y todo lo que ellos necesiten. A los que perdieron a sus familias, dales paz, esperanza y coraje para seguir adelante. Protege a los niños con tu poder. Te lo ruego en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y de su Santísima Madre la Siempre Virgen María. Por favor, sigue pasando esta oración para que todos recemos juntos por la gente de JAPON. Nadie está libre de una catástrofe igual.
Thursday, March 31, 2011
Friday, March 18, 2011
Profanación de la capilla: unos sacuden el árbol y otros recogen las nueces
Unos propician un ambiente de crítica persistente a la Iglesia, practican políticas anticristianas, imponen un proyecto de ingeniería social y otros se lanzan a la violencia antirreligiosa। Es un análisis de Luis Losada y Javier Torres. Alba Digital
Lo decía monseñor Rouco hace un año con ocasión de un atentado contra una iglesia de Majadahonda. Y así lo advertía Benedicto XVI hace unos meses: “Se percibe un laicismo radical como en los años treinta”.
Y el pasado martes, 8 de marzo, una asociación de estudiantes de izquierda radical, Contrapoder, iniciaba la celebración de un seminario feminista en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Lo hacía en coordinación con la asociación prohomosexual Rosa que te Quiero Rosa.
El jueves 10 los anticatólicos y prohomosexuales deciden organizar una performance como colofón de sus jornadas. A eso de las 13:00 horas unas sesenta mujeres inician una especie de procesión hacia la capilla del campus de Somosaguas de la Complutense.
Leyeron textos de santo Tomás, al que tacharon de misógino. Poco antes de iniciarse la misa diaria de las 13:30 irrumpen en la capilla y se desnudan de cintura para arriba con gestos lésbicos.
Dentro de la capilla cantaron rimas y eslóganes ofensivos contra la Iglesia, el Santo Padre y la fe cristiana, acompañados de blasfemias. Ellos mismos lo fotografiaron y filmaron todo. “Un laicismo radical con matiz feminista muy fuerte”, resume el delegado de Pastoral Universitaria, el padre Feliciano Rodríguez.
Hasta aquí los hechos. Contrapoder se arroga la autoría primero para después negarla (reconociendo siempre su identificación). El giro probablemente obedece al asesoramiento de un buen abogado.
El sindicato de funcionarios Manos Limpias ha presentado una denuncia contra el rectorado y el decanato por complicidad.
Por supuesto, ni el izquierdista decanato de Heriberto Cairo ni el también izquierdista rectorado de Carlos Berzosa quieren llegar más lejos de la condena verbal de los hechos. Tampoco la Iglesia parece querer llegar más lejos de la condena canónica.
Aunque el capellán de Somosaguas, Rafael Hernando de Larramendi, había anunciado la presentación de una denuncia en la comisaría de Pozuelo, ni el capellán ni el delegado de Pastoral Universitaria ni el Arzobispado de Madrid parecen querer darle más relevancia al hecho.
“No queremos hablar; hay que ser prudentes”, era la respuesta de los estudiantes católicos de Somosaguas ante los micrófonos de Intereconomía. ¿Prudencia o cobardía?
Ante tanta prudencia, grupos feministas se encerraron en la capilla de Derecho a fumar porros al grito de: “¡Alejad vuestros rosarios de nuestros ovarios!”.
No obstante, desde la Asociación de Jóvenes por la Jornada Mundial de la Juventud se afirma que “estamos ante unos ataques organizados que aisladamente parecen chiquilladas, pero que todos juntos forman una estrategia de ataque a la juventud católica española”. Por su parte, el padre Feliciano reconoce que se trata de un “sacrilegio” y de un “ataque contra el clero” que contrasta con las auténticas raíces que muchos jóvenes encuentran en la religión.
La actitud prudente fue la que llevó al Arzobispado de Barcelona a suspender durante meses las misas en la Facultad de Económicas de Barcelona ante los ataques de grupos radicales iniciados el pasado mes de noviembre.
Y eso a pesar de que el Rectorado incumplía un convenio firmado. Fue también la prudencia la que llevó el pasado mes de diciembre a suspender la conferencia de monseñor Rouco en la Universidad Autónoma ante el reconocimiento por parte del delegado del Gobierno de que “no podía garantizar su seguridad”. “No tengo la impresión de que la Iglesia no sea estimada”, afirmaba el pasado 1 de marzo el reelegido presidente de la Conferencia Episcopal.
Pero aún más llamativa ha sido la actitud del obispo de Valladolid, monseñor Blázquez, que ha llegado a desautorizar a la asociación de estudiantes que reclamaba la apertura de la capilla universitaria y se quejaban de la blasfema presencia de Leo Bassi, que abogaba por erradicar las raíces cristianas y predicar el relativismo.
“Los católicos han sido siempre unos terroristas y cómplices de violaciones”, dijo Bassi con total impunidad. Con la Iglesia hemos dado... Así se entiende que el Rectorado de la Universidad de Valladolid se permita invitar a los estudiantes a “ir a rezar al campo”. Incluso que se crezca invitando a Gregorio Peces-Barba a hablar de la necesidad de revisar los acuerdos Iglesia-Estado y reformar la aconfesionalidad constitucionalidad por un Estado laico.
Es verdad que la llamada guerra de las capillas no es nueva, sino más bien recurrente. La izquierda radical anticlerical nunca ha entendido la presencia de la Iglesia en la Universidad. La observan como un insulto, una “provocación nacionalcatólica”.
Probablemente, no han terminado de entender la realidad aconfesional de nuestra Constitución. Y peor: no han comprendido la normalidad del hecho religioso en la vida social. Una normalidad que se palpa en la laicista Sorbona de París o en la británica Oxford. Pero España parece querer insistir en ser diferente. Y esta vez, la radicalidad se ha impuesto con absoluta impunidad. El art. 525 del Código Penal que condena los atentados a la libertad religiosa está virgen.
Atentar contra lo religioso -o más bien contra lo cristiano- no solo sale gratis, sino muy rentable.
Es verdad que Zapatero ha decidido dejar en el congelador la Ley de Libertad Religiosa, cuyos borradores pretendían circunscribir la libertad religiosa al ámbito privado. La razón no es ideológica, sino práctica. “Habría sido el suicidio”, señalan fuentes socialistas. Pero la amenaza secularizante permanece. La Ley de Igualdad de Trato puede convertirse en un sustituto para recortar la libertad religiosa con un amplio abanico de sanciones.
Y desde luego, la pasividad y el silencio del Gobierno frente a los ataques producidos son más expresivos que las palabras. La impunidad penal y social alimenta a la bestia. Atacar a la Iglesia es gratis. Incluso rentable política y socialmente. En resumen, que -como diría Arzalluz- “unos sacuden el árbol y otros recogen las nueces”.
Y el pasado martes, 8 de marzo, una asociación de estudiantes de izquierda radical, Contrapoder, iniciaba la celebración de un seminario feminista en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Lo hacía en coordinación con la asociación prohomosexual Rosa que te Quiero Rosa.
El jueves 10 los anticatólicos y prohomosexuales deciden organizar una performance como colofón de sus jornadas. A eso de las 13:00 horas unas sesenta mujeres inician una especie de procesión hacia la capilla del campus de Somosaguas de la Complutense.
Leyeron textos de santo Tomás, al que tacharon de misógino. Poco antes de iniciarse la misa diaria de las 13:30 irrumpen en la capilla y se desnudan de cintura para arriba con gestos lésbicos.
Dentro de la capilla cantaron rimas y eslóganes ofensivos contra la Iglesia, el Santo Padre y la fe cristiana, acompañados de blasfemias. Ellos mismos lo fotografiaron y filmaron todo. “Un laicismo radical con matiz feminista muy fuerte”, resume el delegado de Pastoral Universitaria, el padre Feliciano Rodríguez.
Hasta aquí los hechos. Contrapoder se arroga la autoría primero para después negarla (reconociendo siempre su identificación). El giro probablemente obedece al asesoramiento de un buen abogado.
El sindicato de funcionarios Manos Limpias ha presentado una denuncia contra el rectorado y el decanato por complicidad.
Por supuesto, ni el izquierdista decanato de Heriberto Cairo ni el también izquierdista rectorado de Carlos Berzosa quieren llegar más lejos de la condena verbal de los hechos. Tampoco la Iglesia parece querer llegar más lejos de la condena canónica.
Aunque el capellán de Somosaguas, Rafael Hernando de Larramendi, había anunciado la presentación de una denuncia en la comisaría de Pozuelo, ni el capellán ni el delegado de Pastoral Universitaria ni el Arzobispado de Madrid parecen querer darle más relevancia al hecho.
“No queremos hablar; hay que ser prudentes”, era la respuesta de los estudiantes católicos de Somosaguas ante los micrófonos de Intereconomía. ¿Prudencia o cobardía?
Ante tanta prudencia, grupos feministas se encerraron en la capilla de Derecho a fumar porros al grito de: “¡Alejad vuestros rosarios de nuestros ovarios!”.
No obstante, desde la Asociación de Jóvenes por la Jornada Mundial de la Juventud se afirma que “estamos ante unos ataques organizados que aisladamente parecen chiquilladas, pero que todos juntos forman una estrategia de ataque a la juventud católica española”. Por su parte, el padre Feliciano reconoce que se trata de un “sacrilegio” y de un “ataque contra el clero” que contrasta con las auténticas raíces que muchos jóvenes encuentran en la religión.
La actitud prudente fue la que llevó al Arzobispado de Barcelona a suspender durante meses las misas en la Facultad de Económicas de Barcelona ante los ataques de grupos radicales iniciados el pasado mes de noviembre.
Y eso a pesar de que el Rectorado incumplía un convenio firmado. Fue también la prudencia la que llevó el pasado mes de diciembre a suspender la conferencia de monseñor Rouco en la Universidad Autónoma ante el reconocimiento por parte del delegado del Gobierno de que “no podía garantizar su seguridad”. “No tengo la impresión de que la Iglesia no sea estimada”, afirmaba el pasado 1 de marzo el reelegido presidente de la Conferencia Episcopal.
Pero aún más llamativa ha sido la actitud del obispo de Valladolid, monseñor Blázquez, que ha llegado a desautorizar a la asociación de estudiantes que reclamaba la apertura de la capilla universitaria y se quejaban de la blasfema presencia de Leo Bassi, que abogaba por erradicar las raíces cristianas y predicar el relativismo.
“Los católicos han sido siempre unos terroristas y cómplices de violaciones”, dijo Bassi con total impunidad. Con la Iglesia hemos dado... Así se entiende que el Rectorado de la Universidad de Valladolid se permita invitar a los estudiantes a “ir a rezar al campo”. Incluso que se crezca invitando a Gregorio Peces-Barba a hablar de la necesidad de revisar los acuerdos Iglesia-Estado y reformar la aconfesionalidad constitucionalidad por un Estado laico.
Es verdad que la llamada guerra de las capillas no es nueva, sino más bien recurrente. La izquierda radical anticlerical nunca ha entendido la presencia de la Iglesia en la Universidad. La observan como un insulto, una “provocación nacionalcatólica”.
Probablemente, no han terminado de entender la realidad aconfesional de nuestra Constitución. Y peor: no han comprendido la normalidad del hecho religioso en la vida social. Una normalidad que se palpa en la laicista Sorbona de París o en la británica Oxford. Pero España parece querer insistir en ser diferente. Y esta vez, la radicalidad se ha impuesto con absoluta impunidad. El art. 525 del Código Penal que condena los atentados a la libertad religiosa está virgen.
Atentar contra lo religioso -o más bien contra lo cristiano- no solo sale gratis, sino muy rentable.
Es verdad que Zapatero ha decidido dejar en el congelador la Ley de Libertad Religiosa, cuyos borradores pretendían circunscribir la libertad religiosa al ámbito privado. La razón no es ideológica, sino práctica. “Habría sido el suicidio”, señalan fuentes socialistas. Pero la amenaza secularizante permanece. La Ley de Igualdad de Trato puede convertirse en un sustituto para recortar la libertad religiosa con un amplio abanico de sanciones.
Y desde luego, la pasividad y el silencio del Gobierno frente a los ataques producidos son más expresivos que las palabras. La impunidad penal y social alimenta a la bestia. Atacar a la Iglesia es gratis. Incluso rentable política y socialmente. En resumen, que -como diría Arzalluz- “unos sacuden el árbol y otros recogen las nueces”.
Monday, March 14, 2011
Beber más de una taza de café reduce el riesgo de ictus en mujeres
Beber más de una taza de café al día se asocia a entre un 22 y un 25 por ciento menos de riesgo de ictus, en comparación con los que beben menos cantidad। La conclusión se extrae de un trabajo que se publica en el último número de Stroke: Journal of the American Heart Association।
El estudio, coordinado por Susanna Larsson, de la División de Epidemiología Nutricional del Instituto de Medicina Medioambiental perteneciente al Instituto Karolinska, en Estocolmo (Suecia), ha mostrado que beber menos café o no consumirlo se asocia a un riesgo incrementado de ictus en un estudio de 34.670 mujeres, de edades comprendidas entre los 49 y los 83 años, seguidas durante una media de 10,4 años.
Los grupos de mujeres que bebían de una a dos tazas de café al día, de tres a cuatro tazas diarias o cinco o más tenían beneficios similares en comparación con aquéllas que informaron de la ingesta diaria de menos de una taza de café. Las diferencias no cambiaron por tabaquismo, índice de masa corporal, historia de diabetes, hipertensión o consumo de alcohol, indicando que los efectos del café no están influidos por estos factores de riesgo cardiovascular.
Los investigadores del Instituto Karolinska han recolectado datos sobre casos de un primer ictus ocurrido entre enero de 1998 y diciembre de 2008, documentando así 1.680 ictus: 1.310 ictus isquémicos, 154 hemorragias intracerebrales, 79 hemorragias subaracnoideas y 137 ictus inespecíficos.
Vías de reducciónLas vías mediante las cuales la ingesta de café podría reducir el riesgo de ictus incluyen la atenuación de la inflamación subclínica, la reducción del estrés oxidativo y la mejora de la sensibilidad a la insulina
Diario Médico.
El estudio, coordinado por Susanna Larsson, de la División de Epidemiología Nutricional del Instituto de Medicina Medioambiental perteneciente al Instituto Karolinska, en Estocolmo (Suecia), ha mostrado que beber menos café o no consumirlo se asocia a un riesgo incrementado de ictus en un estudio de 34.670 mujeres, de edades comprendidas entre los 49 y los 83 años, seguidas durante una media de 10,4 años.
Los grupos de mujeres que bebían de una a dos tazas de café al día, de tres a cuatro tazas diarias o cinco o más tenían beneficios similares en comparación con aquéllas que informaron de la ingesta diaria de menos de una taza de café. Las diferencias no cambiaron por tabaquismo, índice de masa corporal, historia de diabetes, hipertensión o consumo de alcohol, indicando que los efectos del café no están influidos por estos factores de riesgo cardiovascular.
Los investigadores del Instituto Karolinska han recolectado datos sobre casos de un primer ictus ocurrido entre enero de 1998 y diciembre de 2008, documentando así 1.680 ictus: 1.310 ictus isquémicos, 154 hemorragias intracerebrales, 79 hemorragias subaracnoideas y 137 ictus inespecíficos.
Vías de reducciónLas vías mediante las cuales la ingesta de café podría reducir el riesgo de ictus incluyen la atenuación de la inflamación subclínica, la reducción del estrés oxidativo y la mejora de la sensibilidad a la insulina
Diario Médico.
Saturday, March 12, 2011
Mística del día a día
Esperanza abierta
Somos caminantes que caminan
Que en Vos se inspiran y en Vos confían
Por los caminos de la vida
Vamos detrás de TI Señor, cansados pero confiados
En tu bondad y misericordia
Anhelantes caminamos porque somos a su vez
Caminos de otros que caminan a nuestro lado
Mientras caminamos Señor
Con la mirada al frente y por delante
Vamos abriendo surcos a la vida
Otros detrás de nosotros vendrán
Caminantes por la vida
Y en nuestros surcos abiertos, sus semillas verterán
Estas diáfanas en su momento
Algún día florecerán
Mientras tanto nosotros ¡Sigamos caminando!
Con nuestras conciencias abiertas a la luz
A la esperanza de un Mundo nuevo, de un horizonte que parece sin fin
Pero que se abre al caminar a la Patria soñada
¡Caminante, se hace camino al andar!
Bernardo Ebrí
Sunday, March 6, 2011
Testamento espiritual de Shahbaz Bhatti
HAZTE OIR
Se ha traducido del italiano el legado espiritual de Shahbaz Bhatti, ministro cristiano de Pakistán, asesinado ayer por los islamistas de 30 balazos:
Me llamo Shahbaz Bhatti. Nací en una familia católica. Mi padre era un profesor jubilado, y mi madre un ama de casa, que fue educada de acuerdo a los valores cristianos y las enseñanzas de la Biblia; ambas cosas tuvieron gran influencia en mi infancia.
Desde pequeño solía ir a la iglesia, y allí encontraba profunda inspiración en las enseñanzas, el sacrificio y la crucifixión de Jesús. Fue el amor a Jesucristo lo que me indujo a ofrecer mis servicios a la Iglesia. Las terribles condiciones en que vivían los cristianos de Pakistán me impactaron. Recuerdo un Viernes Santo, cuando tenía 13 años, que escuché un sermón sobre el sacrificio de Jesús para nuestra redención y la salvación del mundo. Pensé que debía corresponder a ese amor, amando a nuestros hermanos y hermanas, poniéndome al servicio de los cristianos, especialmente de los pobres, los necesitados y los perseguidos de este país islámico.
Me han pedido que ponga fin a mi lucha, pero siempre me he negado, aun a riesgo de mi vida. Mi respuesta ha sido siempre la misma. No busco popularidad ni posiciones de poder. Solo busco un sitio a los pies de Jesús. Quiero que mi vida, mi carácter y mis acciones hablen por mí, y que digan fuerte y claro que sigo a Jesucristo. Este deseo es tan fuerte en mí que me consideraría un privilegiado si -debido a este esfuerzo combativo para ayudar a los necesitados, los pobres y los cristianos perseguidos de Pakistán- Jesús quisiera aceptar el sacrificio de mi vida.
Quiero vivir en Cristo y quiero morir en El. No siento miedo en este país. Los extremistas han intentado matarme muchas veces, me han encarcelado, amenazado, perseguido, y han aterrorizado a mi familia. Yo solo digo que, mientras esté con vida, hasta mi último suspiro, seguiré sirviendo a Jesús y a esta pobre y sufriente humanidad, a los cristianos, a los necesitados, a los pobres.
Creo que los cristianos de todo el mundo que en 2005 le tendieron la mano a los musulmanes víctimas del terremoto han construido un puente de solidaridad, amor, comprensión, colaboración y tolerancia entre ambas religiones. Si estos esfuerzos se mantienen tengo la convicción de que ganaremos los corazones y las mentes de los extremistas. Esto nos llevará a un cambio positivo: la gente no se odiará, no se matará en nombre de la religión, sino que se amarán los unos a los otros, traerán armonía, cultivarán la paz y la comprensión en esta región del mundo.
Creo que los más necesitados, los pobres, los huérfanos, sea cual sea su religión, deben ser tratados por encima de todo como seres humanos. Estas personas son parte de mi cuerpo en Cristo, son la parte perseguida y necesitada del cuerpo de Cristo. Si llevamos a cabo esta misión, entonces nos habremos ganado un sitio a los pies de Jesús y yo podré mirar Su rostro sin sentir vergüenza.
Se ha traducido del italiano el legado espiritual de Shahbaz Bhatti, ministro cristiano de Pakistán, asesinado ayer por los islamistas de 30 balazos:
Me llamo Shahbaz Bhatti. Nací en una familia católica. Mi padre era un profesor jubilado, y mi madre un ama de casa, que fue educada de acuerdo a los valores cristianos y las enseñanzas de la Biblia; ambas cosas tuvieron gran influencia en mi infancia.
Desde pequeño solía ir a la iglesia, y allí encontraba profunda inspiración en las enseñanzas, el sacrificio y la crucifixión de Jesús. Fue el amor a Jesucristo lo que me indujo a ofrecer mis servicios a la Iglesia. Las terribles condiciones en que vivían los cristianos de Pakistán me impactaron. Recuerdo un Viernes Santo, cuando tenía 13 años, que escuché un sermón sobre el sacrificio de Jesús para nuestra redención y la salvación del mundo. Pensé que debía corresponder a ese amor, amando a nuestros hermanos y hermanas, poniéndome al servicio de los cristianos, especialmente de los pobres, los necesitados y los perseguidos de este país islámico.
Me han pedido que ponga fin a mi lucha, pero siempre me he negado, aun a riesgo de mi vida. Mi respuesta ha sido siempre la misma. No busco popularidad ni posiciones de poder. Solo busco un sitio a los pies de Jesús. Quiero que mi vida, mi carácter y mis acciones hablen por mí, y que digan fuerte y claro que sigo a Jesucristo. Este deseo es tan fuerte en mí que me consideraría un privilegiado si -debido a este esfuerzo combativo para ayudar a los necesitados, los pobres y los cristianos perseguidos de Pakistán- Jesús quisiera aceptar el sacrificio de mi vida.
Quiero vivir en Cristo y quiero morir en El. No siento miedo en este país. Los extremistas han intentado matarme muchas veces, me han encarcelado, amenazado, perseguido, y han aterrorizado a mi familia. Yo solo digo que, mientras esté con vida, hasta mi último suspiro, seguiré sirviendo a Jesús y a esta pobre y sufriente humanidad, a los cristianos, a los necesitados, a los pobres.
Creo que los cristianos de todo el mundo que en 2005 le tendieron la mano a los musulmanes víctimas del terremoto han construido un puente de solidaridad, amor, comprensión, colaboración y tolerancia entre ambas religiones. Si estos esfuerzos se mantienen tengo la convicción de que ganaremos los corazones y las mentes de los extremistas. Esto nos llevará a un cambio positivo: la gente no se odiará, no se matará en nombre de la religión, sino que se amarán los unos a los otros, traerán armonía, cultivarán la paz y la comprensión en esta región del mundo.
Creo que los más necesitados, los pobres, los huérfanos, sea cual sea su religión, deben ser tratados por encima de todo como seres humanos. Estas personas son parte de mi cuerpo en Cristo, son la parte perseguida y necesitada del cuerpo de Cristo. Si llevamos a cabo esta misión, entonces nos habremos ganado un sitio a los pies de Jesús y yo podré mirar Su rostro sin sentir vergüenza.
Wednesday, March 2, 2011
Asesinan al único ministro cristiano de Pakistán por defender a Asia Bibi
SE OPONÍA A LA LEY ANTIBLASFEMIA
Sabía que podía ser asesinado y asumió al riesgo। Su defensa de Asia Bibi y su enfrentamiento contra los extremistas le ha costado la vida.
2011-03-02
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LIBERTAD DIGITAL
El ministro paquistaní de Minorías, el cristiano Shahbaz Bhatti, detractor de las leyes antiblasfemia, fue asesinado hoy en Islamabad por un grupo de hombres armados, informó una fuente hospitalaria al canal televisivo Geo.
El atentado se produce casi dos meses después de que el gobernador de la provincia oriental de Punyab, el liberal Salman Tasir, fuera asesinado también en Islamabad.
Los atacantes dispararon contra el ministro, que se hallaba en su vehículo, y huyeron del lugar de los hechos. Bhatti sucumbió a sus heridas mientras era trasladado a un hospital. Las cadenas de televisión mostraron imágenes de su coche acribillado por las balas.
Las medidas de seguridad en Islamabad se han extremado después de que se conociera el atentado. Bhatti era el único ministro cristiano del Gabinete y estaba en la diana de los grupos integristas por su voluntad de reformar las leyes antiblasfemia del país.
Fue uno de los mayores defensores de la campesina cristiana condenada a muerte por blasfemia, Asia Bibi, e incluso recibió en Islamabad a su marido y sus hijas para garantizarles que haría lo posible por resolver el caso.
El gobernador Tasir, conocido también por sus críticas a los clérigos y su oposición a estas leyes, fue asesinado por uno de sus guardaespaldas el 4 de enero en un mercado céntrico de Islamabad.
Tras su muerte, tanto Bhatti como la ex ministra de Información Sherry Rehman -que extremó desde entonces las medidas de seguridad-, todos ellos del gobernante Partido Popular (PPP), quedaron al frente de la cara visible del liberalismo paquistaní.
En varias conversaciones con Efe, el ministro de Minorías, siempre cordial con los periodistas, reiteró durante los últimos meses su voluntad de enmendar las leyes antiblasfemia. "Sé que puedo ser asesinado si sigo presionando, pero no tengo miedo", dijo después del asesinato de Tasir.
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LIBERTAD DIGITAL
El ministro paquistaní de Minorías, el cristiano Shahbaz Bhatti, detractor de las leyes antiblasfemia, fue asesinado hoy en Islamabad por un grupo de hombres armados, informó una fuente hospitalaria al canal televisivo Geo.
El atentado se produce casi dos meses después de que el gobernador de la provincia oriental de Punyab, el liberal Salman Tasir, fuera asesinado también en Islamabad.
Los atacantes dispararon contra el ministro, que se hallaba en su vehículo, y huyeron del lugar de los hechos. Bhatti sucumbió a sus heridas mientras era trasladado a un hospital. Las cadenas de televisión mostraron imágenes de su coche acribillado por las balas.
Las medidas de seguridad en Islamabad se han extremado después de que se conociera el atentado. Bhatti era el único ministro cristiano del Gabinete y estaba en la diana de los grupos integristas por su voluntad de reformar las leyes antiblasfemia del país.
Fue uno de los mayores defensores de la campesina cristiana condenada a muerte por blasfemia, Asia Bibi, e incluso recibió en Islamabad a su marido y sus hijas para garantizarles que haría lo posible por resolver el caso.
El gobernador Tasir, conocido también por sus críticas a los clérigos y su oposición a estas leyes, fue asesinado por uno de sus guardaespaldas el 4 de enero en un mercado céntrico de Islamabad.
Tras su muerte, tanto Bhatti como la ex ministra de Información Sherry Rehman -que extremó desde entonces las medidas de seguridad-, todos ellos del gobernante Partido Popular (PPP), quedaron al frente de la cara visible del liberalismo paquistaní.
En varias conversaciones con Efe, el ministro de Minorías, siempre cordial con los periodistas, reiteró durante los últimos meses su voluntad de enmendar las leyes antiblasfemia. "Sé que puedo ser asesinado si sigo presionando, pero no tengo miedo", dijo después del asesinato de Tasir.
Tuesday, March 1, 2011
Infanticidio en Pakistán
Alba Digital
La sharia castiga con penas de muerte el adulterio, por eso, los hijos ilegítimos nacidos en países como Pakistán son abandonados en vertederos o asesinados por sus propios padres.
No lo mates. Deja que siga vivo en esta cuna. Que ningún turista se extrañe si encuentra, en pleno Pakistán, una jhoola (cuna) con este mensaje escrito en inglés y en urdú. Hay más de cuatrocientas por todo el país, instaladas por la Fundación Edhi para luchar contra el abandono en vertederos o peor, el asesinato de niños recién nacidos, una práctica extendida en los estratos más pobres de la sociedad pakistaní.
Gracias a esta medida y a la búsqueda de bebés abandonados, los voluntarios de la Fundación lograron salvar, solo en 2010, a 250 niños. Una cifra pequeña al lado de los 1.200 cadáveres de menos de seis días que enterraron en el último cementerio adquirido por la organización, tras quedar lleno el anterior. “Luchamos contra el abandono de niños, por eso pusimos en marcha las cunas, pero es difícil concienciar a una sociedad mediatizada por cuestiones económicas y culturales”, explica a ALBA el gerente de la Fundación, Anwar Kazmi.
Ni él ni otro de los miembros de Edhi, el conductor de ambulancia Mohammad Saleem, son capaces de olvidar algunas de las situaciones a las que han tenido que enfrentarse: Kazmi contó a la agencia France Press cómo encontró el cuerpo de un niño de seis días que había sido estrangulado. También recogió, en las escaleras de entrada a una mezquita, el cuerpo de un bebé recién nacido que había sido apedreado hasta la muerte por orden de un imán extremista que consideró impuro al niño, nacido de una relación adúltera.
Saleem recordaba con dolor los cientos de cadáveres que, a lo largo de 25 años, ha rescatado de los basureros de la ciudad -“son imposibles de olvidar, sobre todo esas dos niñas que habían sido devoradas por los perros; sus cuerpos estaban totalmente mutilados”-.
Todos esos cuerpos son lavados con extrema delicadeza por los voluntarios de la organización, amortajados y enterrados en pequeñas tumbas en cementerios de Karachi, una ciudad rodeada de slums -barrios marginales-, foco principal de los abandonos.
Un millón de rupias
En Pakistán, el sexto país más poblado del mundo (170 millones de personas según el censo de 2009) y con un índice de pobreza superior al 30%, rige la ley islámica o sharia, que condena las relaciones extramatrimoniales y el adulterio, en ocasiones, incluso, con la pena capital.
Por eso, los hijos nacidos fuera del matrimonio pueden convertirse en una sentencia de muerte para sus padres y, ante esta situación, son muchas las mujeres que abandonan a sus hijos en los vertederos o, lo que es lo mismo, los matan al dejarlos a su suerte sin ninguna posibilidad de supervivencia.
“Si los niños nacen antes o fuera del matrimonio, son ilegítimos; por eso los abandonan”, resume Anwar Kazmi.
El misionero Miguel Ángel Ruiz, responsable de uno de los mayores orfanatos de la región, añade que en el país de Alí Zardari se ha extendido de forma progresiva la idea de que nada que no sea musulmán tiene validez. “Una sociedad en la que no se valora la vida humana por sí misma, independientemente de la fe, raza o color, es una sociedad injusta”.
Pero la religiosa no es la única causa que provoca el infanticidio en Pakistán. Mucho antes de las inundaciones ocurridas a mediados del año pasado, determinados sectores de la población vivían ya en la más absoluta pobreza, en asentamientos más que precarios sin sanidad, seguridad o protección social alguna.
Allí, en barrios como los que la película Slumdog Millionaire sacó a la luz, la llegada de un hijo no deseado es un auténtico drama para la familia. Máxime si el nuevo miembro tiene la mala suerte de ser niña.
La Fundación Edhi explica que nueve de cada diez cadáveres de niños abandonados son niñas. Niñas que, según la tradición del país, pasarán de depender económicamente de su padre a hacerlo de su marido. No se contempla la posibilidad de que ellas trabajen y, además, casar a una hija supone entregar una suma de dinero cercana al millón de rupias (alrededor de 10.000 euros) como dote, lo que hace que tener más de una hija suponga, prácticamente, la ruina económica para la familia.
Hay más: en determinados estratos culturales los niños discapacitados son vistos como un castigo divino y corren la misma suerte que los nacidos fuera del matrimonio: la muerte o el vertedero.
Tierra de pureza
La Fundación Edhi, que lucha contra esta realidad desde 1952, advierte de que la situación empeora: si en 2008 los voluntarios encontraron a 890 niños muertos, el número aumentó a casi 1.000 en 2009 y superó el millar en 2010. Eso en los suburbios cercanos a la ciudad de Karachi.
En las zonas rurales Edhi asegura que puede haber tasas más altas de abandono; una afirmación que rebate la ONG cristiana World Vision. Trabaja con mujeres y niños en las zonas rurales y asegura que las familias son muy solidarias y no dudan en compartir lo poco que tienen o aceptar a miembros de otras familias si es necesario.
La realidad, quizá más urbana, del abandono de niños, podría acabar con algo tan sencillo como la aplicación de la ley: el Gobierno pakistaní castiga con cadena perpetua el asesinato de un niño, con siete años de prisión el abandono y con dos a quien entierre en secreto a un bebé. Pero las autoridades parecen no tener interés en atajar este crimen. Las comisarías no registran casos de infanticidio, y mucho menos abren investigaciones sobre ellos, asegura el abogado pakistaní Abdul Rasheed.
Los niños encontrados con vida por los voluntarios de la Fundación son trasladados en helicóptero al hospital. Una vez sanos van, como el resto de los niños depositados en las cunas, a los centros de acogida de Edhi para ser adoptados por familias pakistaníes estables económicamente.
Solo cuando el crimen de los inocentes no sea un acto prohibido oficialmente pero permitido oficiosamente, Pakistán podrá, quizá, hacer honor a su nombre: tierra de pureza, en urdú.
No lo mates. Deja que siga vivo en esta cuna. Que ningún turista se extrañe si encuentra, en pleno Pakistán, una jhoola (cuna) con este mensaje escrito en inglés y en urdú. Hay más de cuatrocientas por todo el país, instaladas por la Fundación Edhi para luchar contra el abandono en vertederos o peor, el asesinato de niños recién nacidos, una práctica extendida en los estratos más pobres de la sociedad pakistaní.
Gracias a esta medida y a la búsqueda de bebés abandonados, los voluntarios de la Fundación lograron salvar, solo en 2010, a 250 niños. Una cifra pequeña al lado de los 1.200 cadáveres de menos de seis días que enterraron en el último cementerio adquirido por la organización, tras quedar lleno el anterior. “Luchamos contra el abandono de niños, por eso pusimos en marcha las cunas, pero es difícil concienciar a una sociedad mediatizada por cuestiones económicas y culturales”, explica a ALBA el gerente de la Fundación, Anwar Kazmi.
Ni él ni otro de los miembros de Edhi, el conductor de ambulancia Mohammad Saleem, son capaces de olvidar algunas de las situaciones a las que han tenido que enfrentarse: Kazmi contó a la agencia France Press cómo encontró el cuerpo de un niño de seis días que había sido estrangulado. También recogió, en las escaleras de entrada a una mezquita, el cuerpo de un bebé recién nacido que había sido apedreado hasta la muerte por orden de un imán extremista que consideró impuro al niño, nacido de una relación adúltera.
Saleem recordaba con dolor los cientos de cadáveres que, a lo largo de 25 años, ha rescatado de los basureros de la ciudad -“son imposibles de olvidar, sobre todo esas dos niñas que habían sido devoradas por los perros; sus cuerpos estaban totalmente mutilados”-.
Todos esos cuerpos son lavados con extrema delicadeza por los voluntarios de la organización, amortajados y enterrados en pequeñas tumbas en cementerios de Karachi, una ciudad rodeada de slums -barrios marginales-, foco principal de los abandonos.
Un millón de rupias
En Pakistán, el sexto país más poblado del mundo (170 millones de personas según el censo de 2009) y con un índice de pobreza superior al 30%, rige la ley islámica o sharia, que condena las relaciones extramatrimoniales y el adulterio, en ocasiones, incluso, con la pena capital.
Por eso, los hijos nacidos fuera del matrimonio pueden convertirse en una sentencia de muerte para sus padres y, ante esta situación, son muchas las mujeres que abandonan a sus hijos en los vertederos o, lo que es lo mismo, los matan al dejarlos a su suerte sin ninguna posibilidad de supervivencia.
“Si los niños nacen antes o fuera del matrimonio, son ilegítimos; por eso los abandonan”, resume Anwar Kazmi.
El misionero Miguel Ángel Ruiz, responsable de uno de los mayores orfanatos de la región, añade que en el país de Alí Zardari se ha extendido de forma progresiva la idea de que nada que no sea musulmán tiene validez. “Una sociedad en la que no se valora la vida humana por sí misma, independientemente de la fe, raza o color, es una sociedad injusta”.
Pero la religiosa no es la única causa que provoca el infanticidio en Pakistán. Mucho antes de las inundaciones ocurridas a mediados del año pasado, determinados sectores de la población vivían ya en la más absoluta pobreza, en asentamientos más que precarios sin sanidad, seguridad o protección social alguna.
Allí, en barrios como los que la película Slumdog Millionaire sacó a la luz, la llegada de un hijo no deseado es un auténtico drama para la familia. Máxime si el nuevo miembro tiene la mala suerte de ser niña.
La Fundación Edhi explica que nueve de cada diez cadáveres de niños abandonados son niñas. Niñas que, según la tradición del país, pasarán de depender económicamente de su padre a hacerlo de su marido. No se contempla la posibilidad de que ellas trabajen y, además, casar a una hija supone entregar una suma de dinero cercana al millón de rupias (alrededor de 10.000 euros) como dote, lo que hace que tener más de una hija suponga, prácticamente, la ruina económica para la familia.
Hay más: en determinados estratos culturales los niños discapacitados son vistos como un castigo divino y corren la misma suerte que los nacidos fuera del matrimonio: la muerte o el vertedero.
Tierra de pureza
La Fundación Edhi, que lucha contra esta realidad desde 1952, advierte de que la situación empeora: si en 2008 los voluntarios encontraron a 890 niños muertos, el número aumentó a casi 1.000 en 2009 y superó el millar en 2010. Eso en los suburbios cercanos a la ciudad de Karachi.
En las zonas rurales Edhi asegura que puede haber tasas más altas de abandono; una afirmación que rebate la ONG cristiana World Vision. Trabaja con mujeres y niños en las zonas rurales y asegura que las familias son muy solidarias y no dudan en compartir lo poco que tienen o aceptar a miembros de otras familias si es necesario.
La realidad, quizá más urbana, del abandono de niños, podría acabar con algo tan sencillo como la aplicación de la ley: el Gobierno pakistaní castiga con cadena perpetua el asesinato de un niño, con siete años de prisión el abandono y con dos a quien entierre en secreto a un bebé. Pero las autoridades parecen no tener interés en atajar este crimen. Las comisarías no registran casos de infanticidio, y mucho menos abren investigaciones sobre ellos, asegura el abogado pakistaní Abdul Rasheed.
Los niños encontrados con vida por los voluntarios de la Fundación son trasladados en helicóptero al hospital. Una vez sanos van, como el resto de los niños depositados en las cunas, a los centros de acogida de Edhi para ser adoptados por familias pakistaníes estables económicamente.
Solo cuando el crimen de los inocentes no sea un acto prohibido oficialmente pero permitido oficiosamente, Pakistán podrá, quizá, hacer honor a su nombre: tierra de pureza, en urdú.
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