Texto de Martin
NIEMÖLLER (1892-1984)
Un hombre cuya
familia formaba parte de la aristocracia alemana, antes de la segunda guerra
mundial, poseía varias grandes fábricas y propiedades, Cuando se le preguntaba
cuántos alemanes eran verdaderamente nazis, daba una respuesta que puede
servirnos de guía sobre nuestra actitud respecto del fanatismo.
Pocas personas
son verdaderos nazis, decía, pero son numerosas las que se felicitan del
retorno del orgullo alemán, y aún más numerosas las que están demasiado
ocupadas para prestar atención. Yo era uno de los que pensaban simplemente que
los nazis eran una panda de locos. Así la mayoría de limitó a mirar y dejar
hacer. De pronto, antes de reparar en ello, eran nuestros amos, habíamos
perdido toda la libertad de maniobra y el fin del mundo había llegado. Mi
familia perdió todo, yo acabé en un campo de concentración y los aliados
destruyeron mis fábricas.
La Rusia comunista estaba compuesta sencillamente de rusos que querían simplemente vivir en paz, pese a que los comunistas rusos hayan sido los responsables del asesinato de alrededor de veinte millones de personas. A la mayoría pacífica no le concernía.
La inmensa población china era, también, pacífica, pero los comunistas chinos llegaron a matar la cifra escalofriante de setenta millones de personas.
El japonés
medio, antes de la segunda guerra mundia, no era un belicista sádico. El Japón,
sin embargo, sembró su ruta a través del sudeste asiático, de asesinatos y
carnicerías en una orgía de muerte incluyendo la exterminación sistemática de
doce millones de civiles chinos, muertos, la mayoría, a golpes de espada, de
pala o de bayoneta.
¿Y quién puede
olvidar Ruanda, que se convirtió en una carnicería? ¿No hubiéramos podido
afirmar que la mayoría de los ruandeses estaba a favor de la Paz y el Amor?
Las lecciones de la Historia son, con frecuencia,
increiblemente sencillas y brutales. Sin embargo, pese a todas nuestras facultades de raciocinio,
pasamos con frecuencia junto a cosas de los má elemental y mínimamente
complicadas: los musulmanes pacíficos se han convertido en inconsecuentes
debido a su silencio.
Hoy, expertos
y cabezas bienpensantes, no dejan de repetir que el Islam es la religión de la
paz y que la inmensa mayoría de musulmanes no desea sino vivir en paz. Incluso
si esta afirmación gratuita fuera cierta, está absolutamente infundada. No es
más que una falacia desprovista de todo sentido, destinada a tranquilizarnos y,
de algún modo, a atenuar el espectro del fanatismo que invade el Mundo en
nombre del Islam.
El hecho es
que los fanáticos gobiernan actualmente el Islam. Son los fanáticos quienes
desfilan. Son los fanáticos quienes financian cada uno de los cincuenta
conflictos armados por el mundo. Son los fanáticos quienes asesinan
sistemáticamente a cristianos y grupos tribales en África y meten poco a poco
mano en el continente entero, a través de una ola de islamismo.
Son los
fanáticos quienes ponen bombas, decapitan, masacran o cometen crímenes en
nombre del honor. Son los fanáticos quienes toman el control de las mezquitas,
una tras otra. Son los fanáticos quienes predican con celo la lapidación y el
ahorcamiento de víctimas de violación y de homosexuales. La realidad, brutal y
cuantificable, es que la mayoría pacífica, la mayoría silenciosa es ajena y
esconde la cabeza.
Los musulmanes
pacíficos se volverán enemigos nuestros si no reaccionan, porque, como mi amigo
alemán, se despertarán un día para comprobar que son la proa de los fanáticos y
que el fin de su mundo habrá comenzado.
Alemanes,
japoneses, chinos, rusos, ruandeses, serbios, albaneses, afganos, iraquiés,
palestinos, nigerianos, argelinos, todos partidarios de la Paz, y muchos otros
pueblos han muerto porque la mayoría pacífica no ha reaccionado antes de que
fuera demasiado tarde.
En cuanto a nosotros,
que contemplamos todo esto. debemos prestar atención al único grupo
verdaderamente importante que amenaza nuestro modo de vida: los fanáticos.
Y también, a
riesgo de chocar con los que no creen que el asunto sea tan serio y destruirán
sin más este mensaje, sin hacerlo seguir, que sepan que contribuirán a la
pasividad que propiciará la expansión del problema.
Por ello, medite
un poco, y propague tanto como pueda este mensaje..
Esperemos que
millares de personas de todo el Mundo lo lean, reflexionen en ello y lo hagan
seguir...
Cuando vinieron
a por los comunistas, no protesté porque yo no soy comunista.
Cuando vinieron
a por los judíos, no protesté porque yo no soy judío.
Cuando vinieron
a por los sindicalistas, no protesté porque no soy sindicalista.
Cuando vinieron
a por los católicos, no protesté porque yo no soy católico.
Y cuando han
venido a por mí, no queda nadie para protestar
Texto de Martin
NIEMOLLER (1892-1984), pastor protestante detenido
en 1937 y enviado al campo de concentración de Sachsenhausen. Fué
transferido en 1941 al campo de concentración de Dachau . Liberado en
1945 tras la caída del régimen nazi.
No podemos
dejar de pensar en la siguiente frase de uno de nuestros más clarividentes
congéneres, él también alemán de origen:
El mundo es
peligroso para vivir pero no tanto a causa de los que practican el mal sino a
causa de los que miran y dejan hacer.
Albert
Einstein
.
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