La Iglesia es la "familia de Dios"
BARCELONA, domingo 7 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- “Hoy, he tenido el enorme gozo de dedicar este templo a quien siendo Hijo del Altísimo, se anonadó haciéndose hombre y, al amparo de José y María, en el silencio del hogar de Nazaret, nos ha enseñado sin palabras, la dignidad y el valor primordial del matrimonio y la familia”
Desde la puerta de la Natividad del Templo de la Sagrada Familia de Barcelona, ante miles de personas, el Papa Benedicto XVI quiso introducir el rezo del Ángelus afirmando la importancia de la familia, como ya lo había hecho unos momentos antes en la homilía.
La familia, afirmó el Papa, es la “esperanza de la humanidad”, pues en ella “la vida encuentra acogida, desde su concepción a su declive natural”.
Jesucristo, añadió el Papa, “nos ha enseñado también que toda la Iglesia, escuchando y cumpliendo su Palabra, se convierte en su Familia. Y más aún, nos ha encomendado ser semilla de fraternidad que sembrada en todos los corazones aliente la esperanza”.
Gaudí, gran devoto de la Sagrada Familia e “inspirado por el ardor de su fe cristiana, logró convertir este templo en una alabanza a Dios hecha en piedra. Una alabanza a Dios que, como en el nacimiento de Cristo, tuviera como protagonistas a las personas más humildes y sencillas”.
En efecto, corroboró el Papa, “Gaudí, con su obra, pretendía llevar el Evangelio a todo el pueblo. Por eso, concibió los tres pórticos del exterior del templo como una catequesis sobre Jesucristo, como un gran rosario, que es la oración de los sencillos, en el que se pueden contemplar los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos de Nuestro Señor”.
Pero también lo hizo con su vida, pues “diseñó y financió con sus propios ahorros la creación de una escuela para los hijos de los albañiles y para los niños de las familias más humildes del barrio, entonces un suburbio marginado de Barcelona”.
“Hacía así realidad la convicción que expresaba con estas palabras: Los pobres siempre han de encontrar acogida en el templo, que es la caridad cristiana", subrayó.
Posteriormente, en catalán, el Papa mostró su deseo de que “hombres y mujeres de todos los continentes admiren la fachada del Nacimiento”.
BARCELONA, domingo 7 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- “Hoy, he tenido el enorme gozo de dedicar este templo a quien siendo Hijo del Altísimo, se anonadó haciéndose hombre y, al amparo de José y María, en el silencio del hogar de Nazaret, nos ha enseñado sin palabras, la dignidad y el valor primordial del matrimonio y la familia”
Desde la puerta de la Natividad del Templo de la Sagrada Familia de Barcelona, ante miles de personas, el Papa Benedicto XVI quiso introducir el rezo del Ángelus afirmando la importancia de la familia, como ya lo había hecho unos momentos antes en la homilía.
La familia, afirmó el Papa, es la “esperanza de la humanidad”, pues en ella “la vida encuentra acogida, desde su concepción a su declive natural”.
Jesucristo, añadió el Papa, “nos ha enseñado también que toda la Iglesia, escuchando y cumpliendo su Palabra, se convierte en su Familia. Y más aún, nos ha encomendado ser semilla de fraternidad que sembrada en todos los corazones aliente la esperanza”.
Gaudí, gran devoto de la Sagrada Familia e “inspirado por el ardor de su fe cristiana, logró convertir este templo en una alabanza a Dios hecha en piedra. Una alabanza a Dios que, como en el nacimiento de Cristo, tuviera como protagonistas a las personas más humildes y sencillas”.
En efecto, corroboró el Papa, “Gaudí, con su obra, pretendía llevar el Evangelio a todo el pueblo. Por eso, concibió los tres pórticos del exterior del templo como una catequesis sobre Jesucristo, como un gran rosario, que es la oración de los sencillos, en el que se pueden contemplar los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos de Nuestro Señor”.
Pero también lo hizo con su vida, pues “diseñó y financió con sus propios ahorros la creación de una escuela para los hijos de los albañiles y para los niños de las familias más humildes del barrio, entonces un suburbio marginado de Barcelona”.
“Hacía así realidad la convicción que expresaba con estas palabras: Los pobres siempre han de encontrar acogida en el templo, que es la caridad cristiana", subrayó.
Posteriormente, en catalán, el Papa mostró su deseo de que “hombres y mujeres de todos los continentes admiren la fachada del Nacimiento”.
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