Actividad Científica del Dr. Bernardo Ebrí

Los interesados en poder descargar publicaciones médicas científicas del Dr. Bernardo Ebrí Torné, pueden hacer "clic" en

https://www.researchgate.net/profile/Bernardo_Ebri/stats

Para descargar el programa informático para el cálculo de la Edad ósea en niños, guía explicativa como usarlo, sobre la radiografía de mano izquierda, y luego poder predecir la talla adulta del niño (niños de 0,5 años a 20); específicos programas para niños de 0 a 4 años a través de la radiografía de mano y de pie) (En español y lengua inglesa),publicaciones a este respecto, libro sobre Maduración Esquelética etc.,.., introducirse en la siguiente web: www.comz.org/maduracion-osea
Se abrirá el portal al hacer "clic" y allí, se encuentra toda la información, con posibilidad de descarga.
El método esta siendo utilizado por pediatras, radiólogos, de España, Italia, México, Venezuela...
Comentarios en https://sites.google.com/site/doctorbernardoebri/prueba


Salmos 91:4 y 46:1. El amor de Dios

Salmos 91:4 y  46:1. El amor de Dios
"Pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será nuestro escudo y tu baluarte". "Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia"

Wednesday, July 15, 2015

La Cáscara epidérmica


La Cáscara epidérmica

 

Nos encontramos en la era de lo “correcto” ya apoyándolo con cualquier  sustantivo  que lo apuntale, dentro del campo político, social, laboral, etc. Pero lo correcto en estos sentidos no es equiparable con lo digno en el pleno sentido humano. Y  cualquier actuación que no vaya en esta dirección, se considera incorrecta e inapropiada. Se cuidan más las formas en las relaciones humanas y menos su contenido en sí.

Si buscásemos el por qué, el origen de esta situación, creemos que en esta sociedad tecnificada,  es la prisa, la falta de tiempo, una de las principales causas aparentes. Y es que olvidándose del individuo, esta sociedad busca exclusivamente el rendimiento, pero no un rendimiento normal, sino acelerado por los requerimientos del capital (principal consecuencia de la avaricia y soberbia de unos pocos) la que exige, la que presiona al individuo a un trabajo desproporcionado a sus fuerzas. Actuando de esta forma, no puede actuar  de otra forma. Pero, también, una vez acomodado el individuo en esta espiral productiva, ésta  puede ser utilizada como excusa para no atender correctamente al prójimo, para no complicarse la vida, puesto que en la práctica diaria, lo que interesa es “sacar la faena”, independientemente  de cómo esto sea.

En este sentido, la sociedad de la prisa en la cual estamos todos inmersos, especialmente la sociedad productiva, sirve de excusa para no atender, para no relacionarse correctamente en las relaciones humanas: “No  puedo atenderte, perdona”, sin importar qué, cual puede ser  el contenido de lo que uno quiere exponer.

No interesa profundizar en las cuestiones en la praxis diaria, sino únicamente ir resolviendo funcionalmente los asuntos a toda prisa: “Sacar la tarea diaria y no complicarse con más”. Y bajo este pretexto, de “no tengo tiempo para atenderte” se van deteriorando cada vez más las relaciones humanas.

Hemos desembocado a una sociedad epidérmica, superficial, que algunos han llamado: “deslizante y patinadora” en la que vamos patinando,  sorteando obstáculos deslizándonos por la cáscara epidérmica, y ¡Ay de aquél que se atreva a profundizar en las cosas! es mal visto, es un “pesado” alguien que incordia.

Lo educado, lo correcto es seguir la corriente, aunque ello no nos lleve a nada. Se dan las cosas por sabidas, aunque no se sepa de nada. Nos encontramos profundamente deteriorados en nuestras relaciones humanas: Lo educado es dejarse llevar por el ambiente, seguir la espiral de la mediocridad y no plantear problemas. Y si a estas circunstancias añadimos nuestros vicios personales: como la pereza, la envidia y los celos, se tiene la excusa perfecta para no actuar, para no atender, para despreciar una alternativa a lo habitual, aunque lo habitual sea más imperfecto que lo propuesto.

Lo que queremos decir, es que existe una conjunción de cosas que hacen que lo social, lo político, lo laboral sean considerados correctos o no en función de los intereses espurios. La ganancia sea  a cualquier forma es la locomotora que gobierna esta sociedad, y por ello la prisa, el estrés, y el condicionamiento en suma de los individuos para actuar en lo “aceptable en lo correcto", en aquello que sirva en definitiva a los intereses del capital es lo que priva. Y ello, aunque se sacrifique el contenido, el fondo, la dignidad. Y las gentes se acostumbran a este proceder, a esta política, que la va  engullendo,  incluida  la propia vida humana como ocurre en los ejemplos del  aborto, de la eutanasia, utilizados como puro  negocio.

Profundizar  en las cosas, en los contenidos, no interesa. Impera lo epidérmico, lo superficial, lo pragmático y funcional, aquello que pueda dar un inmediato rendimiento, aunque los valores humanos se resientan, aunque la dignidad se deslice patinando por los suelos.

Ante estas situaciones, tenemos que volver a recuperar esa dignidad, esos derechos humanos, en la que el respeto a la vida humana es prioritario, porque sin ella no se puede fundamentar los demás derechos. Recuperar la solidaridad, el talante solidario y desinteresado con nuestros prójimos. ¡Profundicemos en nuestras conciencias! rompamos la cáscara insolidaria, lleguemos a nuestro núcleo esencial, allí donde reposa nuestro Ser Divino, aquel  al que no podemos mentir en lo que consideramos correcto o no, socialmente hablando o actuando. Tenernos que atrevernos en suma a perforar esta cáscara epidérmica amarga, y dejar de patinar por los suelos resbaladizos de la indiferencia,  dejar de capear y volver a nuestra profundidad, bucear en aguas profundas, abrirnos al Misterio y a todo aquello que nos conduzca  a recuperar nuestra dignidad sufrida, nuestra solidaridad herida.

Palabras Clave: Políticamente correcto, insolidaridad, sociedad de la prisa, derechos humanos, respeto a la vida humana.

Por:  Bernardo Ebrí Torné