¿Cuál es el “programa” práctico de vida y
santidad del cristano? Las Bienaventuranzas. Lo ha recordado Francisco en la
misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta –como recoge Radio Vaticano-- el
día después del histórico encuentro por la paz en el Vaticano con Simón Peres,
Abu Mazen y Bartolomeo I.
El Papa Bergoglio en la homilía ha
reflexionado sobre las Bienaventuranzas –extraídas del Evangelio de hoy--
subrayando que es necesario ser valientes para combatir el odio.
Además de ser el programa, las
Bienaventuranzas son “la carta de identidad del cristiano”. “Si alguno de
nosotros –ha afirmado-- pregunta: '¿Qué hay que hacer para ser un buen
cristiano?', en las Bienaventuranzas se encuentra la respuesta de Cristo que
indica los aspectos “un poco a contracorriente” respecto a lo que generalmente
“se hace en el mundo”.
El Pontífice ha hablado de los beatos pobres
en espíritu: “Las riquezas no te aseguran nada. Es más: cuando el corazón es
rico, y está satisfecho de sí mismo, no hay sitio para la Palabra de Dios”.
Bienaventurados aquellos que lloran, porque serán consolados: “Pero el mundo
nos dice: la alegría, la felicidad, la diversión, estas son las cosas bonitas
de la vida. E ignora, mira para otro lado, cuando existen problemas de
enfermedades, problemas de dolor en la familia. El mundo no quiere llorar,
prefiere ignorar las situaciones dolorosas, cubrirlas. Solo la persona que ve
las cosas como son, y llora en su corazón, es feliz y será consolada. El
consuelo de Jesús, no la del mundo. Bienaventurados los mansos de este mundo
que desde el principio es un mundo de guerras, un mundo donde se pelea por
todos los lados, donde el odio está en todos los sitios. Y Jesús dice: ninguna
guerra, ningún odio, paz y clemencia”. “Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la
Tierra”.
Y ha continuado: bienaventurados aquellos que
tienen hambre y sed de justicia, aquellos que “luchan por la justicia, para que
existe justicia en el mundo”. “Es tan fácil –ha advertido-- entrar en las
grietas de la corrupción”, “en aquella política diaria del do ut des. Todo son
negocios”. Y “cuantas injusticias –ha observado-- cuanta gente que sufre por
estas injusticias”. El Hijo de Dios dice: “Bienaventurados aquellos que luchan
contra las injusticias”.
Y una vez más: bienaventurados los
misericordiosos, porque encontrarán misericordia: “Aquellos que perdonan, que
entienden los errores de los otros”. Jesús no dice “bienvaventurados aquellos
que se vengan”, sino “bienaventurados aquellos que perdonan. ¡Porque todos
nosotros somos un ejército de perdonados! Todos hemos sido perdonados. Y por
eso es bienaventurado el que lleva a cabo el camino del perdón. Bienaventurados
los puros de corazón, que tienen un corazón simple, puro, sin porqueria, un
corazón que sabe amar con pureza. Bienaventurados los que hacen la paz. Pero,
¡es tan común entre nosotros hacer la guerra, o ser obradores de malentendidos!
Cuando escucho una cosa de uno y voy a otro y se la digo pero en modo un poco
amplificada... el mundo de los rumores. Esta gente que cuenta chismes, no hace
la paz, son enemigos de la paz. No son bienaventurados”.
Ha sido el turno después de los perseguidos
por la justicia: cuanta gente “es perseguida, ha sido perseguida simplemente
por haber luchado por la justicia”.
El Papa ha precisado sucesivamente: las
Bienaventuranzas son “el programa de vida que nos propone Jesús”, “tan simple
pero tan difícil”. Y “si nosotros quisiéramos algo más, Jesús nos da otras
indicaciones”, el “protocolo sobre el cual seremos juzgados”: en el Evangelio
de Mateo, capítulo 25: “Tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me
disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me
vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme”.
Con estos dos elementos –Bienaventuranzas y
Mateo 25-- el Papa ha puesto en evidencia que, “se puede vivir la vida
cristiana a nivel de sanitad”: “Pocas palabras, palabras simples, pero
práctica, porque el cristianismo es una religión prácticas: no es para
pensarla, es para practicarla, para hacerla. Hoy, si tenéis un poco de tiempo
en casa, tomad el Evangelio de Mateo, capítulo quinto, al inicio están estás
Bienaventuranzas; capítulo 25, hay otras. Y os hará bien leerlo una vez, dos
veces, tres veces. Pero leed esto, que es el programa de santidad”.
Fuente:
zenit.org
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