Menú de embriones
Tomar posición contra el desprecio por la vida en la
Unión Europea
Por Redacción
BRUSELAS, 12 de abril de 2013 (Zenit.org) - Publicamos
una contribución de Imre Téglásy*, PhD, director de Human Life International
en Hungría.
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Es una de las historias más antiguas conocidas por el
hombre: los ricos que pagarían cualquier cosa, o harían cualquier cosa, por
prolongar la juventud. Nueve acusados se enfrentan a cargos penales ante un
tribunal húngaro por colaborar en una empresa y ofrecer
"tratamientos" que prometen ayudar a recuperar el vigor perdido, la
agudeza mental, incluso la apariencia juvenil. La empresa espeluznante llegó a
un final abrupto, tras una incursión de una agencia gubernamental de Hungría,
en julio de 2007.
De acuerdo con los cargos en el expediente, los
clientes ricos de los acusados pagaron cinco millones de florines húngaros,
alrededor de 25.000 dólares, por una sola dosis de un brebaje, aún por
determinar, de células de los tejidos y celulas madre tomadas de niños
abortados.
Inicialmente la alianza fue entre abortistas
ucranianos y "médicos de estética" en Barbados. La operación se
trasladó a Hungría después de que fuera cerrada, tras un reportage de la BBC en
2006. La famosa historia que llevó a la clínica en Barbados a su cierre
consternó a muchos, pero no dio lugar a acusaciones criminales, a pesar de las
historias espeluznantes sobre niños recién nacidos, robados a sus madres
jóvenes en Ucrania, y la disección de sus órganos que se cree contienen las
células madre más valiosas para uso "terapéutico". Una vez
descubierto, varios de los autores simplemente se trasladaron a Hungría y
reiniciaron el servicio de alto precio para aquellos que tienen suficiente
dinero para tirar los dados y someterse a tratamientos médicamente no probados
de origen desconocido.
En julio de 2007, tres de los acusados actualmente en
juicio fueron arrestados en un hospital de Budapest, contratado por la clínica.
István Seffer, el dueño de la clínica Seffer y Renner en Kaposvár, Hungría,
también fue arrestado mientrasofrecía consulta a clientes de cirugía plástica,
en un edificio cercano. En la parte delantera, la clínica Seffer y Renner
ofrecía cirugía plástica y los servicios de ginecología y obstetricia, al
tiempo que ofrecía los "tratamientos", costosos y no probados, en la
parte de atrás. En un paso en falso, sin embargo, la clínica mantuvo el mismo
nombre del proyecto desaparecido en Barbados, el Instituto de Medicina
Regenerativa (IRM).
Según las denuncias, la estafa sangrienta involucra a
varios personajes. István Seffer propietario y empleado de la clínica donde se
encontraba IRM. Realizando los "tratamientos" estaba el proctólogo
Yuliy V. Baltaytis, un profesor ucraniano que autopublicó dos
"estudios" sobre el tema, que no fueron ni revisados ni considerados
ni aceptados en la comunidad médica europea o internacional. Baltaytis
inyectaba el cóctel embrionario a pacientes ricos captados por el coleccionista
de arte Imre Pakh, y el experto en gastronomía Ádám Fásy, quienes aparentemente
tienen doble ciudadanía húngara y estadounidense. El material para los
tratamientos fue preparado por la ucraniana Natalia Karnikova, bióloga, quien
también trabajaba en IRM.
La clínica Seffer y Renner todavía está en
funcionamiento. El hermano del propietario, Tibor Seffer, al parecer, todavía
lleva a cabo abortos y otros procedimientos en la clínica. La IRM obtuvo la
aprobación oficial para recoger y almacenar celulas madre, y suscribió
contratos con cuatro hospitales húngaros donde se realizaban abortos. No está
claro cuántos de los niños abortados siguen siendo utilizados por Baltaytis,
procedentes de la propia clínica de Seffer-Renner, o de otros hospitales, y
cuántos fueron obtenidos y utilizados por Baltaytis.
Los cargos a los que se enfrentan los acusados no
tienen nada que ver con los abortos legalmente o ilegalmente realizados o con
la destrucción y manipulación de embriones humanos, ya que IRM aparentemente
tenía todos los permisos necesarios para realizar esta labor. De lo que se
acusa a Baltayis y a sus colegas es del uso de células humanas para
tratamientos, en una empresa con fines de lucro. Si son declarados culpables,
se enfrentan a entre tres y ocho años de prisión.
Entre los clientes de esta empresa éticamenteen
bancarrota estaba Miss Hungría 2007 y estudiante de la Universidad Católica
de Budapest, Krisztina Bodri, que se ha definido en los medios como socia de
Baltaytis. La IRM también contó con apoyo político de alto nivel: presentes en
la apertura de la clínica en 2007 estuvo el entonces Ministro de Trabajo de
Hungria y la actual diputada socialista, Mónika Lamperth.
Todo esto sucede mientras la Unión Europea considera
hacer una gran inversión en investigación biomédica, tratando de mantener a sus
instituciones de investigación a la vanguardia de los avances en biotecnología.
Bajo el título "Horizonte 2020", la propuesta, tal como está
redactada actualmente, no excluye la obtención de material de investigación de
seres humanos abortados, y crearía un fondo de 90.000 millones de euros para
financiar la investigación de la Unión Europea.
En oposición a la investigación con células madre que
destruiría y utilizaría a los seres humanos no nacidos, surge una iniciativa
ciudadana europea titulada One of Us. Este movimiento propone una
modificación del artículo 16 de Horizonte 2020, que trata de "la ética y
los principios", que impediría totalmente el uso de células madre embrionarias
para la investigación, o financiar cualquier investigación que suponga la
destrucción de embriones humanos.
La buena noticia es que la campaña One of Us se
apoya en un sólido --y reciente- precedente legal que veta la destrucción de
seres humanos con fines de investigación. Como ha dicho el Centro Europeo para
la Ley y la Justicia, la iniciativa puede hacer uso del razonamiento adoptado
por el Tribunal de Justicia Europeo en el caso de Brüstle v Greenpeace
(C-34/10) de 18 de octubre de 2011. En este caso, los jueces de Luxemburgo
definen el embrión humano como un organismo "capaz de comenzar el proceso
de desarrollo de un ser humano", cualquiera que sea el modo de adquisición
de este organismo (fecundación in vitro, clonación, etc.) El Tribunal de
Justicia también alinea la ley con la ciencia, en el reconocimiento de que la
vida humana comienza en la concepción, y que merece protección legal desde el
momento de la concepción, en particular respecto a los principios de respeto a
la integridad física y a la dignidad humana. A la luz de esta protección, las
patentes deben ser excluidas de todos los procesos que suponen la destrucción
de un embrión humano, mediante el uso de una muestra de células madre obtenidas
a partir del embrión.
La campaña One of Us, lanzada por el
eurodiputado Carlo Casini en 2012, debe obtener por lo menos un millón de
firmas de al menos siete Estados miembros de la UE antes del 1 de noviembre de
este año. Todo ciudadano de un Estado miembro de la UE, que esté en edad de
votar puede apoyar la iniciativa online en www.oneofus.eu.
En ausencia de los cambios propuestos por la campaña One
of Us, es difícil ver cómo los abusos perpetrados por aquellos que están
siendo juzgados podrían pararse en toda Europa. Aunque la UE tiene una autoridad
limitada para inmiscuirse en la legislación nacional relativa a las cuestiones
de bioética, 90.000 millones de euros de financiación pueden acabar en la
pérdida masiva de vidas, todo bajo el pretexto de "progreso" y
"ciencia". Teniendo en cuenta lo que está en juego, hay poca voluntad
de compromiso por parte de los que apoyan el proyecto de los 90.000 millones de
euros del proyecto Horizonte 2020. Por nobles que puedan parecersus objetivos,
el motivo es difícilmente distinguible del que está detrás de los abusos de esa
otra entidad autorizada oficialmente, el Instituto de Medicina Regenerativa.
*Imre Teglasy, PhD es el director de Human Life
International Hungría. Human Life International apoya sin reservas la campaña
One of Us, e invita a todos los ciudadanos de las naciones de Europa a
participar en www.oneofus.eu.
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