24/07/2009
“Un nuevo y grave atentado a la vida y a la dignidad humana, un hecho contrario a los valores propios de la Iglesia Católica”. De esta manera definió el portavoz de la archidiócesis de Montevideo, Miguel Ángel Pastorino, el proyecto de ley del Gobierno uruguayo que consagra la investigación científica utilizando células estaminales embrionarias. “La Iglesia - precisó - no se opone al uso de las células estaminales en la investigación porque está demostrado que puede aportar grandes beneficios a la salud, sino que se opone a la utilización de embriones humanos con esta finalidad”. Cuando estamos ante un embrión “tenemos ante nosotros una vida humana”, agregó, subrayando que es sobre este punto que se basa la discusión generada por el proyecto de ley.
El texto original fue elaborado el año pasado por el Instituto Nacional para la donación y transplantes y fue modificado en los últimos meses por los senadores del Frente Amplio (una coalición de partidos de izquierda) junto con responsables del Ministerio de Salud Pública tomando como base la legislación española.
El proyecto de ley, fue aprobado la semana pasada en el Senado por unanimidad y ahora aguarda para lograr el “sí” de la Cámara de Diputados, en la cual el Frente Amplio tiene mayoría. La norma necesita de hecho la aprobación de ambas cámaras que en otros temas sensibles no encontraron en el pasado el apoyo del presidente de la República, el médico Tabaré González quien opuso su veto a la ley sobre el aborto.
La Archidiócesis de Montevideo expresó el lunes 15 de julio su contrariedad por el texto a través del comunicado del Instituto de bioética “Juan Pablo II” en el cual se destaca que el embrión humano está dotado de dignidad humana. Al permitir su destrucción “se viola pues el primero de los derechos humanos que es el derecho a la vida” y “se incurre en una grave violación ética” expresa la nota.”No se puede tratar al embrión como un simple objeto”, “como un simple proveedor de células estaminales” que “pueden ser sacrificada para el beneficio supuesto de otras personas”…
Recuerda que “el fin no justifica los medios” y confía ahora “que tras una reflexión atenta sobre estas consideraciones éticas, se pueda rectificar el proyecto en su camino a la Cámara de Diputados”.
El director de “Juan Pablo II”, Gustavo Ordoqui, dijo que “no se quiere atacar el uso de células estaminales que, si son utilizadas correctamente, son particularmente útiles “pero no la destrucción de vidas humanas“.
Señala también que “el texto aprobado fue votado sin que hubiera sido comprendido plenamente por la opinión pública” y añade que a pesar “del enorme uso de embriones humanos destruidos en el mundo, hasta ahora no ha logrado curar un solo enfermo con esta línea inmoral de investigación científica que parte de esta práctica aberrante”.
El diseño de la ley se refiere a todos los tejidos y células de origen humano, incluso las células estaminales y progenitoras de sangre periférica, cordón umbilical, médula ósea, células y tejidos fetales, células estaminales adultas y embrionarias. “La donación y recepción de las células (se subraya en el artículo 3) debe tener como fin la preservación o el mejoramiento de la calidad de la vida humana y realizarse sin fines de lucro“.
Las células conservadas con el objeto de donación en los bancos públicos y privados son considerados “un bien de la comunidad” y su fin último será determinado por “las necesidades de las instituciones”.
El texto prevé que, en caso de violación de la ley, los médicos y investigadores serán suspendidos del ejercicio de su profesión por plazos que van de seis meses a cinco años, sin consecuencias penales. Sin embargo en el caso de recibir dinero por vender células se arriesgan a penas que van de seis meses a cuatro años de prisión.
En su intervención, el instituto de bioética se basa en particular en el punto 32 de la instrucción ‘Dignitas Personae’ de la Congregación para la doctrina de la fe, con fecha 12 de diciembre de 2008 y que expresa que “el uso de células estaminales del embrión humano vivo causa inevitablemente su destrucción y en consecuencia resulta algo gravemente ilícito”.
La Congregación a este respecto, cita el discurso de Benedicto XVI del 16 de septiembre de 2006 a los participantes del congreso internacional “las células estaminales: ¿Qué futuro tienen para la terapia?” promovido por la Academia Pontificia para la Vida.
“Cuando se prevé la supresión de seres humanos ya existentes, aunque todavía no nacidos, -afirmó el Papa-, la investigación no se pone verdaderamente al servicio de la humanidad con prescindencia de los resultados de utilidad terapéutica. En efecto pasa a través de la supresión de vidas humanas que tienen igual dignidad respeto a otros individuos humanos y a los mismos investigadores. La propia historia ha condenado en el pasado y condenará en el futuro una ciencia semejante no solo porque está carente de la luz de Dios sino también porque está carente de humanidad” subrayó Benedicto XVI.
Friday, July 24, 2009
Uruguay y la investigación con las células estaminales embrionarias
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