Actividad Científica del Dr. Bernardo Ebrí

Los interesados en poder descargar publicaciones médicas científicas del Dr. Bernardo Ebrí Torné, pueden hacer "clic" en

https://www.researchgate.net/profile/Bernardo_Ebri/stats

Para descargar el programa informático para el cálculo de la Edad ósea en niños, guía explicativa como usarlo, sobre la radiografía de mano izquierda, y luego poder predecir la talla adulta del niño (niños de 0,5 años a 20); específicos programas para niños de 0 a 4 años a través de la radiografía de mano y de pie) (En español y lengua inglesa),publicaciones a este respecto, libro sobre Maduración Esquelética etc.,.., introducirse en la siguiente web: www.comz.org/maduracion-osea
Se abrirá el portal al hacer "clic" y allí, se encuentra toda la información, con posibilidad de descarga.
El método esta siendo utilizado por pediatras, radiólogos, de España, Italia, México, Venezuela...
Comentarios en https://sites.google.com/site/doctorbernardoebri/prueba


Salmos 91:4 y 46:1. El amor de Dios

Salmos 91:4 y  46:1. El amor de Dios
"Pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será nuestro escudo y tu baluarte". "Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia"

Saturday, November 30, 2013

El santo padre pide no relativizar la lucha contra el demonio



                    
En la homilía de este viernes en Santa Marta. No confundir una epilepsia con la posesión, pero la presencia del diablo está en la primera página de la Biblia
Por Redacción
ROMA, 11 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Siempre debemos vigilar contra el engaño del diablo. Es lo que dijo el papa Francisco en la misa de la mañana del viernes en la Casa Santa Marta. El pontífice señaló que no se puede seguir la victoria de Jesús sobre con el mal "en el medio", y reiteró que no hay que confundir, relativizar la verdad en la lucha contra el demonio.
Jesús echa fuera demonios, y alguien empieza a dar explicaciones "para disminuir la fuerza del Señor". El papa Francisco centró su homilía sobre el evangelio de hoy y recordó de inmediato que siempre existe la tentación de menospreciar la figura de Jesús como si fuera "en el mejor de los casos un curandero", que no debe tomarse "muy en serio". Una actitud, dijo, que "ha llegado a nuestros días":
"Hay algunos sacerdotes que al leer este pasaje del evangelio, este y otros, dicen: ‘Pero, Jesús sanó a una persona de una enfermedad mental’. Es cierto que en aquel momento se podía confundir una epilepsia con la posesión demoníaca; ¡pero también es cierto que era el diablo! Y no tenemos derecho a hacer tan simple la cosa, como para decir: ‘Todos estos no eran endemoniados; eran enfermos mentales’. ¡No! La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia y la Biblia termina con la presencia del diablo, con la victoria de Dios sobre el demonio".
Para ello, advirtió, "no hay que ser ingenuos". El papa observó que el Señor nos da algunos criterios para "discernir" la presencia del mal y seguir en el "camino cristiano cuando hay tentaciones". Uno de los criterios es "no seguir la victoria de Jesús sobre el mal" solo "a medias". "O estás conmigo --dice el Señor-- o estás contra mí".
Jesús, añadió, vino a destruir al diablo, "a darnos la liberación" de la "esclavitud del diablo sobre nosotros". Y, advirtió, no se puede decir que exageramos. "En este punto, dijo, no hay matices. Hay una lucha, y una lucha en la que se juega la salud, la salud eterna, la salvación eterna” para todos nosotros. Luego está el criterio de la vigilancia. "Siempre debemos vigilar --dijo el papa--, vigilar contra el engaño, contra la seducción del mal":
"Y podemos hacernos la pregunta: ‘Vigilo sobre mí, sobre mi corazón, sobre mis sentimientos y mis pensamientos? ¿Guardo el tesoro de la gracia? ¿Protejo la presencia del Espíritu Santo en mí? ¿O dejo todo así nomás y creo que está bien?' Pero si no lo cuidas, viene uno que es más fuerte que tú. Pero cuando viene otro más fuerte y lo vence, le quita las armas en que confiaba, y reparte los despojos. ¡Hay que vigilar! Pero con tres criterios. No hay que confundir la verdad. Jesús lucha contra el diablo: el primer criterio. Segundo criterio: quien no está con Jesús, está en contra de Jesús. No hay actitudes en medio. Tercer criterio: la vigilancia en nuestro corazón, porque el diablo es astuto. ¡Nunca se aleja para siempre! Solo en el último día lo hará".
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, recordó el papa, "vaga por lugares desiertos, buscando reposo, y no hallándolo, dice: 'Volveré a mi casa de donde salí' Y cuando la encuentra "barrida y adornada", entonces va y "toma otros siete espíritus peores que él, que vienen y toman posesión de la morada". Y, así, "el postrer estado de aquel hombre resulta peor que el primero".
"La vigilancia…, porque la estrategia de él es aquella: ‘Te has convertido en un cristiano, ve adelante en tu fe, te dejo, te dejo tranquilo. Pero luego, cuando te acostumbras y no vigilas tanto y te sientes seguro, voy a estar de vuelta’. ¡El evangelio de hoy comienza con el demonio expulsado y termina con el demonio que vuelve! San Pedro lo dijo: “Es como un león feroz, que gira a nuestro alrededor". Es así.
‘Pero, padre, ¡usted es un poco anticuado! Nos hace asustar con estas cosas...’. ¡No, yo no! ¡Es el Evangelio! Y no se trata de mentiras: ¡es la Palabra del Señor! Le pedimos al Señor la gracia de tomar en serio estas cosas. Él vino a luchar por nuestra salvación. ¡Él ha vencido al demonio! Por favor, ¡no hagamos tratos con el diablo! Él trata de volver a casa, a tomar posesión de nosotros... ¡No relativizar, sino vigilar! ¡Y siempre con Jesús!".
Traducido y adaptado por José A. Varela del texto en italiano de Radio Vaticana
 

La oración tiene que ser valiente, con la confianza de que el Señor nos escucha


           
El papa en Santa Marta este jueves. 'Lo que pedimos es un poco como... el papel en que se envuelve la gracia, aunque la gracia es Él quien me la trae'
Por Redacción
ROMA, 10 de octubre de 2013 (Zenit.org) - En la oración hay que ser valientes y descubrir lo que es la verdadera gracia que se nos ha dado, que es Dios mismo: lo dijo el papa en la misa de la mañana del jueves en Santa Marta. Centró la homilía en el evangelio presentado por la liturgia del día, en el que Jesús hace hincapié en la necesidad de orar con una confiada insistencia.
La parábola del amigo inoportuno, que consigue lo que quiere gracias a su insistencia, ha dado lugar al papa Francisco para reflexionar sobre la calidad de nuestra oración:
"¿Cómo oramos, nosotros? Oramos así, por costumbre, con piedad pero tranquilos, ¿o nos introducimos con valentía, ante el Señor para pedir la gracia, para pedir aquello por lo cual oramos? El valor de la oración: una oración que no es valiente no es una verdadera oración. El coraje de confiar en que el Señor nos escucha, el coraje de llamar a la puerta... El Señor lo dice: 'Porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra y al que llama, se le abrirá'. Pero se necesita, buscar y tocar a la puerta".
"Nosotros, ¿nos involucramos en la oración?" --pregunta el papa--, "¿Sabemos tocar el corazón de Dios?". En el evangelio Jesús dice: "Pues si ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan”! Esto, dijo, "es algo grande":
"Cuando oramos valientemente, el Señor nos da la gracia, e incluso se da a sí mismo en la gracia: el Espíritu Santo, es decir, ¡a sí mismo! Nunca el Señor da o envía una gracia por correo: ¡nunca!
¡La lleva Él mismo! ¡Él es la gracia! Lo que pedimos es un poco como [risas]... el papel en que se envuelve la gracia. Pero la verdadera gracia es Él que viene a traérmela. Es Él. Nuestra oración, si es valiente, recibe lo que pedimos, pero también aquello que es lo más importante: al Señor".
En los evangelios --dijo el papa--, "algunos reciben la gracia y se van": de los diez leprosos curados por Jesús, solo uno volvió a darle las gracias. Incluso el ciego de Jericó encuentra al Señor mediante la sanación y alaba a Dios. Pero debemos orar con el "valor de la fe", insiste, impulsándonos a pedir también aquello que la oración no se atreve a esperar: es decir, a Dios mismo:
"Pedimos una gracia, pero no nos atrevemos a decir: ‘Ven Tú a traerla’. Sabemos que una gracia siempre es traída por Él: es Él que viene y nos la da. No demos la mala impresión de tomar la gracia y no reconocer a Aquel que nos la porta, Aquel que nos la da: el Señor. Que el Señor nos conceda la gracia de que Él se de a nosotros, siempre, en cada gracia. Y que nosotros lo reconozcamos, y que lo alabemos como aquellos enfermos sanados del evangelio. Debido a que, con aquella gracia, hemos encontrado al Señor".
Traducido y adaptado por José A. Varela del texto en italiano de Radio Vaticana.

Cristianos sin Cristo


           
Reflexiones de Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de San Cristóbal de Las Casas
Por Felipe Arizmendi Esquivel
SAN CRISTóBAL DE LAS CASAS, 08 de octubre de 2013 (Zenit.org) - SITUACIONES
Hay creyentes que ponen todo su empeño en celebrar las fiestas patronales del pueblo o del barrio con muchos cohetes, flores, música, adornos y actividades varias para que la gente se divierta, incluso con conjuntos musicales costosos y melodías mundanas, que contradicen la festividad religiosa. Casi no participan en la Misa, no se confiesan ni reciben la comunión eucarística, no se preocupan por leer la Biblia ni por instruirse en su fe, no se arrepienten de sus pecados. Les hemos dicho que, en vez de tanto gasto, destinen una parte a obras sociales de la parroquia, o ayuden a pagar la fianza de un preso pobre para que salga libre, pero se enojan y me dicen que no comprendo sus costumbres y las quiero cambiar. Pero eso sí, presumen de ser muy creyentes.
Otros entran en los templos y hacen oraciones a las imágenes con mucho fervor, les encienden velas o veladoras, les ponen flores, les hacen promesas, a cambio de pedir algún milagro o favor. Pero no se acercan a orar ante Jesús que está presente, vivo, real y verdadero en el Sagrario, bajo el signo sacramental de la hostia consagrada. Allí nos escucha, nos ve, nos manifiesta su amor; para ellos, pasa desapercibido. Se hincan ante la imagen de un crucifijo, pero ni caso hacen a Jesús en la Eucaristía. De igual manera, tienen muchas imágenes religiosas en sus hogares, pero no sienten la necesidad de ir los domingos a Misa, sino que la ven como una carga, una obligación, o una mera devoción para cuando tengan tiempo, o cuando les nazca el deseo de ir. No han comprendido el tesoro de vida que allí tenemos. Cuando les hablamos de los pobres, nos rechazan porque dicen que nos estamos metiendo en política…
ILUMINACION
El Papa Francisco ha expresado al respecto: “Encontramos a muchos cristianos sin Cristo, sin Jesús. Son cristianos que ponen su fe y su religiosidad, su cristiandad, en muchos mandamientos: Debo hacer esto, debo hacer lo otro, pero en realidad no saben por qué lo hacen. Cristianos sin Cristo hay muchos, como los que buscan sólo devociones, muchas devociones, pero Jesús no está. ¡Y entonces te falta algo, hermano! Te falta Jesús. Si tus devociones te llevan a Jesús, entonces bien. Pero si te quedas ahí, entonces algo no marcha.
Otro grupo de cristianos sin Cristo son los que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, los que van detrás de las revelaciones privadas; desean ir al espectáculo de la revelación, a oír cosas nuevas. También los que se perfuman el alma, pero no tienen virtudes porque no tienen a Jesús.
¿Cuál es entonces la regla para ser cristiano con Cristo? Es válido sólo lo que te lleva a Jesús, y sólo es válido lo que viene de Jesús. Jesús es el centro, el Señor, como Él mismo dice. Un hombre o una mujer que adora a Jesús es un cristiano con Jesús. Pero si tú no consigues adorar a Jesús, algo te falta. Soy un buen cristiano, estoy en el camino del buen cristiano, si hago lo que viene de Jesús o me lleva a Jesús porque Él es el centro. El signo es la adoración ante Jesús, la oración de adoración ante Jesús”.
COMPROMISOS
Seguir a Cristo implica una doble dimensión, inseparable una de otra: una vertical y otra horizontal. La vertical es la relación con Dios, la fe en El, amarle, escucharle, servirle, adorarle, acercarse a los sacramentos, orar. La horizontal es la relación de amor a los demás, el servicio a los pobres, la atención compasiva a quien sufre, la preocupación por la vida digna de los marginados, la bondad con los enfermos y ancianos, la misericordia con los migrantes, la solicitud por los presos, la cercanía a quien no encuentra sentido a su vida, la defensa de los oprimidos, la promoción de la mujer; en una palabra, ser un buen samaritano.
Si cultivamos la dimensión vertical sin la horizontal, nuestra religión es mocha, incompleta, no plenamente fiel al Evangelio. Si sólo nos dedicamos a la horizontal sin la vertical, nos reducimos a benefactores sociales, lo cual es bueno, pero también incompleto. Y si la dimensión horizontal no está sostenida por la vertical, se cae al suelo: nos desanimamos, nos amargamos, sólo criticamos y dejamos de amar. Seríamos cristianos sin Cristo.

Papa Francisco

ROMA, 08 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Un corazón que sabe orar y sabe perdonar. Por esto podemos reconocer a un cristiano. Lo explicó la mañana del martes el papa Francesco durante la homilía de la misa presidida en la Casa Santa Marta. Y a partir del evangelio, dedicado a la santa por quien lleva el nombre su residencia, recordó que "la oración hace milagros", siempre que no sea el resultado de un acto mecánico.
Marta y el profeta Jonás. Estas figuras modélicas del nuevo y del antiguo testamento, presentadas por la liturgia de hoy, estaban unidos por una idéntica incapacidad: no sabían cómo orar. El papa Francisco ha desarrollado la homilía sobre este aspecto, a partir de la famosa escena en el evangelio donde Marta le pide casi en tono de reproche a Jesús, que su hermana la ayudara a servir en lugar de permanecer quieta para escucharlo, a lo que Jesús responde: "María ha escogido la mejor parte". Y esta "parte", afirma el papa Francisco, es "la de la oración, la de la contemplación de Jesús":
"A los ojos de su hermana estaba perdiendo el tiempo, también parecía un poco fantasiosa: mirar al Señor como si fuera una niña maravillada. Pero, ¿quién quiere eso? El Señor: ‘Esta es la mejor parte’, porque María escuchaba al Señor y oraba con su corazón. Y el Señor un poco nos dice: ‘La primera tarea en la vida es esto: la oración'. Pero no es la oración de las palabras, como loros, sino la oración, el corazón: observar al Señor, escuchar al Señor, pedir al Señor. Sabemos que la oración hace milagros".
Y la oración produce un milagro, incluso en la antigua ciudad de Nínive, a la que el profeta Jonás anuncia en nombre del Dios la destrucción inminente, pero que se salva porque los habitantes, creyendo en la profecía, se convierten del primero al último, invocando el perdón divino con todas sus fuerzas. Sin embargo, incluso en esta historia de la redención el papa identifica una actitud errónea, la de Jonás, más dispuesto a una justicia sin misericordia de una manera similar a Martha, con una tendencia al servicio que excluye la vida interior:
"Y Martha hacía esto: ¿hacía cosas? ¡Pero no oraba! Hay otros como el terco Jonás, que son los justicieros. Él iba, profetizaba, pero en su corazón decía: ‘Pero se lo merecen. Se lo merecen. Se la han buscado!'. Él profetizaba, ¡pero no oraba! No pedía perdón al Señor por ellos. Solo los golpeaba. Son los verdugos, ¡los que piensan que tienen razón! Y al final --continúa el libro de Jonás-- se ve que era un hombre egoísta, porque cuando el Señor lo ha salvado, por la oración del pueblo, Nínive, él se ha enojado con el Señor: ‘¡Tú siempre eres así. Tú siempre perdonas!'.
Por lo tanto, concluye el papa Francisco, la oración que es solo fórmula sin corazón, así como lo es el pesimismo o la inclinación a una justicia sin perdón, son tentaciones que el cristiano siempre debe evitar para llegar a elegir "la mejor parte":
"Incluso cuando no oramos, lo que hacemos es cerrar la puerta al Señor. Y no orar es esto: cerrar la puerta al Señor, para que Él no puede hacer nada. En cambio, la oración, frente a un problema, en una situación difícil, en una calamidad, es abrir la puerta al Señor para que venga. Porque Él atrae las cosas, Él sabe arreglar las cosas y acomodar las cosas. Orar es esto: abrir la puerta al Señor, para que haga algo. Pero si cerramos la puerta, ¡el Señor no puede hacer nada! Pensemos en esta María que ha escogido la parte mejor y nos hace ver el camino de cómo se abre la puerta al Señor".
Traducido y adaptado por José A. Varela del texto en italiano de Radio Vaticana

Thursday, November 28, 2013

'Un ciclón llamado Francisco'
Por Redacción
ROMA, 07 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Dejemos escribir nuestra vida por Dios. Esta fue la exhortación del santo padre Francisco en la misa que la mañana del lunes celebró en la Casa Santa Marta, y durante la cual se centró en las figuras de Jonás y el Buen Samaritano. En ocasiones, observó el papa, puede suceder que incluso un cristiano, un católico huye de Dios, mientras un pecador, considerado alejado de Dios, escucha la voz del Señor.
Jonás sirve al Señor, reza mucho y hace el bien, pero cuando el Señor lo llama comienza a escapar. El papa Francesco ha desarrollado su homilía centrándola en el tema de la "fuga de Dios". Jonás, señala, "tenía su historia escrita" y "no quería ser molestado". El Señor lo envía a Nínive, y él "toma un barco para España. Huía del Señor":
"La fuga de Dios. Se puede huir de Dios, incluso siendo cristiano, católico, siendo de la Acción Católica, siendo presbítero, obispo, papa... ¡todos, todo podemos huir de Dios! Es una tentación diaria. No escuchar a Dios, no escuchar su voz , no sentir en el corazón su propuesta, su invitación. Se puede escapar directamente. Hay otras maneras de escapar de Dios, un poco más educado, un poco más sofisticado, ¿no? En el evangelio, está este hombre medio muerto, tirado en el suelo, y por casualidad un sacerdote bajaba por aquel camino --un digno sacerdote, precisamente en sotana, bueno ¡muy bueno! Vio y observó: ‘Llego tarde a misa’, y ha seguido su camino. No había oído la voz de Dios, allí".
Luego pasa un levita, que, dice el papa, quizá pensó: "Si lo cojo o si me acerco, tal vez estará muerto, y mañana tendré que ir al juez y dar testimonio..." y se siguió de largo. También Él, dijo el papa, se escapa "de la voz de Dios". Y añade: "Solo tuvo la capacidad de comprender la voz de Dios uno que habitualmente huía de Dios, un pecador", un samaritano.
Este, señala, "es un pecador, alejado de Dios", que sin embargo "escuchó la voz de Dios y se acercó". El samaritano, señala, "no estaba acostumbrado a las prácticas religiosas, a la vida moral, incluso teológicamente estaba mal", porque los samaritanos “creían que a Dios se le debía adorar en otro lugar y no donde el Señor quería". Y, sin embargo, prosiguió el papa, el samaritano "se ha dado cuenta de que Dios lo estaba llamando, y no huyó".
"Se le acercó, le vendó las heridas echándole aceite y vino, y luego lo puso en el caballo", e incluso "lo llevó a una posada y cuidó de él. Perdió toda la tarde":
"El presbítero llegó a tiempo para la Santa Misa, y todos los fieles contentos; el levita tuvo al día siguiente, un día tranquilo de acuerdo con lo que había pensado hacer, porque no pasó por todo este enredo de ir al juez y todas esas cosas...
¿Y por qué Jonás huyó de Dios? ¿Por qué el sacerdote huyó de Dios? ¿Por qué el levita se escapó de Dios? Porque tenían cerrado el corazón, y cuando tienes cerrado el corazón, no se puede escuchar la voz de Dios. En cambio, un samaritano que iba de camino ‘lo vio y tuvo compasión’: tenía el corazón abierto, era humano. Y su humanidad lo acercó".
"Jonás –observa el papa- tenía un diseño de su vida: él quería escribir su historia", y así también el sacerdote y el levita. "Un diseño del trabajo". Sin embargo, continuó el papa, este pecador, el samaritano "se ha dejado escribir la vida por Dios: ha cambiado todo, aquella tarde, porque el Señor le ha acercado la persona de este pobre hombre, herido, gravemente herido, tirado en la calle":
"Me pregunto a mí mismo, y les pregunto también a ustedes: ¿nos dejamos escribir la vida, nuestra vida, por Dios o queremos escribirla nosotros? Y esto nos habla acerca de la docilidad: ¿somos dóciles a la Palabra de Dios? '¡Sí, yo quiero ser dócil!'. Pero tú, ¿tienes la capacidad de escucharla, de oirla? Tienes la capacidad de encontrar la Palabra de Dios en la historia de cada día, o tus ideas son las que te rigen, y no dejas que la irrupción del Señor te hable?".
"Tres personas están huyendo de Dios -resumió el papa-, y otra en situación irregular", que es "capaz de escuchar, abrir el corazón y no escapar". Estoy seguro, dijo el pontífice, que todos vemos que "el samaritano, el pecador, no huyó de Dios".
Que el Señor, concluyó, "nos permita escuchar la voz del Señor, su voz, que nos dice: ¡Anda y haz los mismo!".
Al concluir la misa el santo padre saludó uno a uno a un grupo de 40 periodistas acreditados en la Sala de Prensa del Vaticano. Entre ellos, el hispano Juno Arrocho, de la edición anglófona que le entregó una carta demostrando la estima del team de periodistas de Zenit y el primer libro editado: 'Un ciclón de nombre Francisco'. Y le dijo que ya fue publicado en italiano y ahora en español y que será en otros idiomas. Y el papa le respondió, sí, sí, en francés, inglés, portugués, etc, etc.
 

Monday, November 25, 2013

La Lucha por la vida.Bebé de 700gramos. Cinco meses y medio

Se llama Ward Miles
La lucha por la vida de un bebé prematuro extremo de 700 gramos revoluciona las redes sociales
La lucha por la vida de un bebé prematuro extremo de 700 gramos revoluciona las redes sociales
Ward Miles Miller
Actualizado 25 noviembre 2013
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Aciprensa
«¿Bautizamos tu bebé?» Más Futuro ayuda a las embarazadas en problemas: lo material y espiritual
8 razones y 4 testimonios por los que una violación no justifica que se aborte al bebé
Bebé prematura salvada de que la dejaran morir porque alguien olvidó unas tijeras donde no debía
Ward Miles Miller nació tres meses y medio antes de la fecha prevista de parto y con un peso de 700 gramos. Su padre Benjamin, fotógrafo de bodas, registró en un conmovedor video la intensa lucha de su hijo y la abnegación de su esposa Lyndsey por lograr su recuperación.

El video fue publicado el 31 de octubre pasado para conmemorar el primer año de Ward en casa. El bebé debió estar 107 días en una incubadora tras su nacimiento el 16 de julio de 2012, fiesta de la Virgen del Carmen. El video comienza con imágenes tomadas cuatro días después de su nacimiento, la primera vez que su madre Lyndsey lo pudo abrazar.

Benjamin Scott Miller cuenta en Vimeo, donde superó las 140 mil vistas, que su video "resume el primer año de mi hijo. Nació muy prematuro y tuvo que superar muchos y grandes obstáculos, pero no mayores que nuestro Dios. Esta es una historia del amor de una madre por su bebé".

"Hice este video para conmemorar su primer año y lo lejos que ha llegado", dice Benjamin y revela que preparó el breve filme como un regalo de cumpleaños para su esposa.

"Quiero agradecer a los médicos, enfermeras y personal de todo el mundo que tiene como misión hacer que los bebés estén mejor. ¡Es gracias a ustedes que mi hijo siempre tuvo la oportunidad de llegar a casa!"

En respuesta a uno de los comentarios que recibió su el video, Benjamin recuerda que durante su estadía en el hospital "vimos a muchas familias salir de cuidados intensivos sin sus bebés" y ahora reza para que alcancen la paz.
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Saturday, November 23, 2013

San Agustín

        
«Obispo de Hipona, Padre y Doctor de la Iglesia. En medio de otros afanes persiguió incansablemente la verdad hasta que dio con ella, encarnada en Cristo. Su excepcional legado es insuperable»
Por Isabel Orellana Vilches
MADRID, 28 de agosto de 2013 (Zenit.org) - Le guió siempre una sed insaciable por la verdad, y no admitió cualquiera. Es uno de los grandes Padres de la Iglesia; ha dejado tal estela en ella con su vida y con su ingente obra, que continúa siendo inigualado. Es un referente que hallan en la intersección de un mismo camino Oriente y Occidente. Nació en Tagaste el 13 de noviembre de 354. Tenía un hermano y una hermana. Educado en la fe por su madre santa Mónica, hasta sus 32 años no se convirtió. Antes de cumplir los 17 había emprendido un sendero peligroso que marcó varias décadas de su vida. Engendró un hijo en una relación irregular, defendió las herejías maniqueas, y se aferró a las glorias de este mundo. Su madre jamás claudicó, y al final obtuvo para él la gracia de la santidad. En las emblemáticas y profundas Confesiones de Agustín se detecta la grandeza de alma y la pureza de corazón que tenía, así como el alcance de su conversión que le confirió una extraordinaria sensibilidad para reflexionar en su pasado confrontándolo con la nueva visión de la vida y del mundo que le dio la fe. Veía el equívoco de ciertos castigos o tácticas pedagógicas recibidas en sus años de formación que luego se tornaron sombríos para su acontecer porque, al menos en su caso, surtieron un efecto contrario al perseguido.
Cuando partió a Cartago a finales del año 370 ya era un experto conocedor del latín. En su nuevo destino, la ambición y la vanidad estimularon más si cabe sus afanes por el estudio, y destacó en la retórica y en otras disciplinas. Allí se apasionó por el Hortensius de Cicerón que comenzó a abrir un sendero de luz en su búsqueda de la verdad. Fue también una época en la que cedió las puertas de su corazón a otras pasiones. Al tiempo que leía y estudiaba con denuedo formándose en la filosofía, las perniciosas compañías le iban conduciendo al abismo. Una de las preocupaciones que le acuciaban es el conocido «problema del mal», y entre la influencia maniquea y la oscuridad en la que malvivía no pudo hallar la respuesta óptima a esta antigua cuestión. No obstante le convenía mantenerse vinculado a esta corriente errónea por distintos motivos en parte relacionados también con su futuro profesional, pero también le permitía justificar la vida irregular que llevaba siguiendo las reglas del placer. Tras la muerte de su padre enfermó, y temiendo seguir sus pasos pensó en hacerse católico; hasta recibió instrucción para ello. Pero en cuanto sanó, se involucró con los maniqueos y prosiguió dando tumbos. Durante nueve años rigió la Escuela de Gramática y retórica que abrió en Tagaste y después retornó a Cartago. En el 383 se estableció en Roma temporalmente; el maniqueísmo, que no colmó sus aspiraciones dejándole insatisfecho, había quedado atrás.
De allí se trasladó a Milán para ocuparse de la cátedra de retórica que había obtenido. Era el lugar elegido por la providencia para dar respuesta a la insistente súplica de su madre por su conversión. Un prelado le aseguró: «es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas»; le creyó a pies juntillas. Agustín fue fiel a la mujer con la que convivía hasta el año 385. Luego se desembarazó de ella. Al no querer desposarse con él, antes de marcharse a África su compañera dejó bajo su custodia al hijo común, Adeodato, nacido en el 372. Cuando conoció a san Ambrosio se suscitó en su corazón una profunda admiración por la sabiduría y rigor del obispo, y poco a poco fue adentrándose en el misterio del amor de Dios. Pese a todo, la virtud de la castidad se le resistía, y no terminaba de dar el paso hacia su conversión. Trataba de dilatarlo, diciendo: «Lo haré pronto, poco a poco; dame más tiempo». Al conocer la vida de san Antonio vio que no tenía sentido demorar su respuesta a Cristo: «¿Qué estamos haciendo? –le decía a su estimado Alipio–. Los ignorantes arrebatan el Reino de los Cielos y nosotros, con toda nuestra ciencia, nos quedamos atrás cobardemente, revolcándonos en el pecado. Tenemos vergüenza de seguir el camino por el que los ignorantes nos han precedido, cuando por el contrario, deberíamos avergonzarnos de no avanzar por él».
Releyó con otra óptica el Nuevo Testamento, particularmente las cartas paulinas, y en doloroso e intenso debate interior rogaba la gracia de la conversión y su perdón. Un día oyó la voz de un niño que decía en una casa contigua: «toma y lee, toma y lee». Interpretando que debía acudir al Evangelio, lo abrió y leyó el pasaje de Rom 13,13-14. Instantáneamente se disiparon todas las tinieblas y se dio de bruces con esa verdad tan ansiada que había perseguido; comprendió que era Cristo. Después, henchido de amor, diría a ese Dios al que ya había entrañado: «Demasiado tarde, demasiado tarde empecé a amarte […]. Me llamaste a gritos y acabaste por vencer mi sordera». El año 387 fueron bautizados Alipio, Agustín y su hijo Adeodato, que murió más tarde.
Tras la muerte de Mónica, que supuso un duro golpe para él, el santo vivió en África tres años entregado a la oración, al ayuno y la vida de penitencia, estado que mantuvo hasta el final. Fue ordenado sacerdote el año 391, y en el 395 lo designaron obispo de Hipona. Fundó un monasterio dedicado a los varones y otro a las mujeres. Predicaba y escribía defendiendo con bravura la fe católica. Humilde y desprendido, con toda sencillez reconocía que no era fácil la misión: «Continuamente predicar, discutir, reprender, edificar, estar a disposición de todos, es una gran carga y un gran peso, una enorme fatiga». Fue azote de los herejes y dio una inmensa gloria a la Iglesia en sus treinta y cuatro años como prelado. Ha dejado un legado excepcional e insuperable con obras como Sobre la Ciudad de Dios y las Retractationes, entre otras. Poco antes de morir, estalló la guerra en el norte de África y atravesó momentos difíciles. Llegado el fin, escribió: «Quien ama a Cristo, no puede tener miedo de encontrarse con Él». Falleció el 28 de agosto del 430. El 20 de septiembre de 1295 Bonifacio XIII lo proclamó Doctor de la Iglesia.

De la luz de Buda a la locura de Cristo

-------------------------------------------------------------------------------- Entrevista a disidente camboyana sobreviviente al genocidio de los Khmer Rojos Por Luca Marcolivio RIMINI, 26 de agosto de 2013 (Zenit.org) - Claire Ly es una camboyana que del budismo se convirtió al catolicismo, después de haberse salvado del genocido de los Khmer Rouge, durante la dictatura de Pol Pot, (1975-1979), en la que fue exterminada un cuarto de la población camboyana. Ly, entonces una joven profesora de filosofía, vio morir a muchos de sus familiares más cercanos. Su pensamiento fue: “Por qué justamente me sucede todo esto a mi”. Pero el dolor por la ofensa recibida produjo una profunda transformación personal que la llevó a abrazar el cristianismo, la única religión que realmente podría dar un sentido a las tragedias más inhumanas: el amor como única respuesta posible al sufrimiento. El testimonio de la disidente camboyana fue presentado al Meeting de Rimini para la Amistad de los Pueblos, que concluyó el sábado 24 y al margen de la misma, Clare Ly le narró a ZENIT algunos particulares dramáticos y al mismo tiempo luminosos, de la propia historia personal. En la tragedia del genocidio en Camboya, ¿cuál fue para usted el momento más dramático? --Claire Ly: Cuando perdí todo, fui llevada a las plantaciones de arroz, perdí todos los puntos de referencia, perdí a mis amigos y mi vida tomó otro sentido. Cuando se pierden los puntos de referencia no sabemos más quienes somos: la pérdida de identidad es la cosa más difícil. ¿Cuáles fueron las etapas de su acercamiento al cristianismo desde el budismo? --Claire Ly: En mi primera etapa comenzé a insultar cotidianamente al Dios de los occidentales considerando que occidente sustancialmente era el responsable de mi tragedia, hasta un día en el cual en las plantaciones de arroz, bajó un silencio que por primera vez me hizo percibir que mi dolor y era también el de los otros. La segunda etapa se cumplió en 1980 cuando estaba allá en Francia como refugiada política: comencé a leer el Evangelio y descubrí que Jesucristo era un mendicante como yo esto medio mucho ánimo. La tercera etapa y definitiva fue descubrir la eucaristía. Fije la mirada sobre la hostia y sentí la llamada de Dios, de rodillas, delante de mi debilidad de mujer. En este momento dije sí, quiero ser discípula de Jesús. Y 1983 fue el año de mi bautismo. Usted declaró que fue conquistada por el cristianismo y por la idea de un Dios que se rebaja y sufre con nosotros. ¿Comparte este punto de vista aún hoy? --Claire Ly: No he sido yo a elegir el cristianismo es Jesús quien me ha llamado. La única cosa que he hecho es responder a la llamada Jesucristo. El punto más fuerte de nuestra religión es este Dios que vino a encontrarnos. Nuestra fe cristiana está fundada en la Encarnación, en Dios que se hizo hombre: es esto lo específico de la religión cristiana aunque tanto cristianos se hayan olvidado de esto. ¿Logró perdonar a quien le hizo tanto mal? --Claire Ly: Cuesta mucho perdonar a los Khmer Rojos. Partiré desde un hecho vivido con mi hija: fuimos al lugar donde mis hermanos, mi padre y mi marido habían sido asesinados. Mi hija no conoció a su padre porque estaba en cinta de dos meses cuando sucedió la tragedia. Fuimos acompañados a este lugar por amigos budistas que recitaron enseñanza de Buda, diciendo que los hechos malos serán castigados, pero al mismo tiempo es necesario que los hechos sucedan. Mi hija y yo hemos recitado el Padre Nuestro: “Padre perdónanos como hemos perdonado a quien nos ha ofendido”. En aquel momento nos hemos pedido si habíamos perdonado a los Khmer Rouge: nuestra respuesta fue, no. ¿Cómo hemos podido decir no, siendo discípulos de Jesucristo y visto que el perdón es el corazón de la vida cristiana? entonces le dije a mi hija que teníamos que mirar a Jesús en la cruz, Él no dijo: “Yo los perdono” pero “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”. Mi hija y yo entonces le hemos dicho al Padre: “Padre, aquí estamos, somos mujeres débiles, nos sentimos incapaces de perdonar los Khmer Rojos, pero los ponemos en tus manos”. Ofrecemos por lo tanto nuestras debilidades y a nuestros verdugos en las manos del Padre. Usted abrazó la fe católica en Europa, entretanto aquí se está perdiendo la identidad cristiana. Claire Ly: No creo que Francia esté abandonando la fe cristiana. Lo que no hay más en Francia es la religión sociológica, según la cual yo voy a la Iglesia porque todos van. Los franceses están viviendo una fe como adhesión a Jesucristo: este hecho nos hace salir de la religión sociológica, yendo hacia una religión de masa. Cristo nos llamó a ser la sal de la tierra, los cristianos son la sal y tienen que levantar el gusto de la sociedad. La Iglesia en Francia está llamada a ser el sal de la sociedad, es necesario que ella acepte la idea de que no debe gobernar, porque el nuestro es un Dios que acompaña, como hace Jesús en la vía de Emmaus. Un poco lo que ha hecho Benedicto XVI con el 'Patio de los Gentiles'.

Monday, November 18, 2013

Francisco en el Ángelus: 'Jesús nos libera del fatalismo y de las falsas visiones apocalípticas'

Hay falsos 'salvadores', que tratan de sustituir a Jesús: líderes de este mundo, santones, brujos, personajes que quieren atraer a sí­ las mentes y los corazones, especialmente de los jóvenes. Por Redacción CIUDAD DEL VATICANO, 17 de noviembre de 2013 (Zenit.org) - El papa Francisco se asomó un domingo más a la ventana de su estudio, en el Palacio Apostólico, para el tradicional rezo del Ángelus. Ante una multitud reunida en la plaza de San Pedro, el pontífice comentó el Evangelio de hoy teniendo en cuenta dos claves interpretativas: “no dejarse engañar por falsos mesías y no dejar que el miedo nos paralice” y “vivir el tiempo de espera como un tiempo para el testimonio y la perseverancia”. A continuación les ofrecemos el texto íntegro de la alocución del santo padre: "Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días! El Evangelio de este domingo (Lc 21, 5-19) consiste en la primera parte de un razonamiento de Jesús: el de los últimos tiempos. Jesús lo pronuncia en Jerusalén, cerca del templo; y la idea se la da precisamente la gente que hablaba del templo y de su belleza. ¡Porque era bello aquel templo! Entonces Jesús dijo: “Esto que ven, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida” (Lc 21, 6). Naturalmente le preguntan: ¿cuándo sucederá esto?, ¿cuáles serán los signos? Pero Jesús dirige la atención de estos aspectos secundarios – ¿cuándo será?, ¿cómo será? – la dirige a las verdaderas cuestiones. Y son dos: Primero: no dejarse engañar por falsos mesías y no dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo de la espera como tiempo del testimonio y de la perseverancia. Y nosotros estamos en este tiempo de la espera, de la espera de la venida del Señor. Esta alocución de Jesús es siempre actual, también para nosotros que vivimos en el Siglo XXI. Él nos repite: “Miren, no se dejen engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre” (v. 8). Es una invitación al discernimiento. Esta virtud cristiana de comprender dónde está el Espíritu del Señor y dónde está el mal espíritu. También hoy, en efecto, hay falsos “salvadores”, que tratan de sustituir a Jesús: líderes de este mundo, santones, también brujos, personajes que quieren atraer a sí las mentes y los corazones, especialmente de los jóvenes. Jesús nos pone en guardia: “¡No los sigan!”. “¡No los sigan!”. Y el Señor también nos ayuda a no tener miedo: frente a las guerras, a las revoluciones, pero también a las calamidades naturales, a las epidemias, Jesús nos libera del fatalismo y de las falsas visiones apocalípticas. El segundo aspecto nos interpela precisamente como cristianos y como Iglesia: Jesús preanuncia pruebas dolorosas y persecuciones que sus discípulos deberán padecer, por su causa. Sin embargo asegura: “Pero no perecerá ni un cabello de su cabeza” (v. 18). ¡Nos recuerda que estamos totalmente en las manos de Dios! Las adversidades que encontramos por nuestra fe y nuestra adhesión al Evangelio son ocasiones de testimonio; no deben alejarnos del Señor, sino impulsarnos a abandonarnos aún más en Él, en la fuerza de su Espíritu y de su gracia. En este momento pienso y pensamos todos, eh, hagámoslo juntos, pensemos en tantos hermanos cristianos que sufren persecuciones a causa de su fe. ¡Hay tantos! Quizá más que en los primeros siglos. Jesús está con ellos. También nosotros estamos unidos a ellos con nuestra oración y nuestro afecto. También sentimos admiración por su coraje y su testimonio. Son nuestros hermanos y hermanas que en tantas partes del mundo sufren a causa de ser fieles a Jesucristo. Los saludamos de corazón y con afecto. Al final, Jesús hace una promesa que es garantía de victoria: “Con su perseverancia salvarán sus almas” (v. 19). ¡Cuánta esperanza en estas palabras! Son un llamamiento a la esperanza y a la paciencia, a saber esperar los frutos seguros de la salvación, confiando en el sentido profundo de la vida y de la historia: las pruebas y las dificultades forman parte de un designio más grande; el Señor, dueño de la historia, lleva todo a su cumplimiento. ¡A pesar de los desórdenes y de los desastres que turban al mundo, el designio de bondad y de misericordia de Dios se cumplirá! Y esta es nuestra esperanza. Ir así, por este camino, en el designio de Dios que se cumplirá. Es nuestra esperanza. Este mensaje de Jesús nos hace reflexionar sobre nuestro presente y nos da la fuerza para afrontarlo con coraje y esperanza, en compañía de la Virgen, que camina siempre con nosotros". Después del Ángelus: "Saludo a todos ustedes, familias, asociaciones y grupos que han venido a Roma, de Italia y de tantas partes del mundo: España, Francia, Finlandia, Países Bajos. En particular, saludo a los peregrinos provenientes de Vercelli, Salerno, Lizzanello; el Motoclub de Lucania de Potenza, los chicos de Montecassino y de Caserta. Hoy es la ‘Jornada de las víctimas de la carretera’. Aseguro mi oración y los aliento a seguir con el ejemplo de la prevención, porque la prudencia y el respeto de las normas son la primera forma de protección de uno mismo y de los demás. Querría sugerir a todos ustedes que están aquí en la plaza un modo para concretar los frutos del Año de la Fe, que llega al final. Se trata de una ‘medicina espiritual’, llamada Misericordina. Es el contenido de una cajita, que algunos voluntarios distribuirán mientras dejan la plaza. Hay una corona del Rosario, con la cual se puede rezar también la “Coronilla de la Divina Misericordia”, ayuda espiritual para nuestra alma y para difundir en todas partes el amor, el perdón y la fraternidad. A todos les deseo un buen domingo. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!"

Sunday, November 17, 2013

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN SANTA MARTA 22 OCTUBRE 2013

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN SANTA MARTA 22 OCTUBRE 2013 Contemplación, cercanía, abundancia: son las tres palabras en torno a las cuales el papa Francisco centró su homilía en la misa del martes en la mañana en la Casa Santa Marta. El papa reiteró que no se puede entender a Dios sólo con la inteligencia, y subrayó que "el propósito de Dios" es "inmiscuirse" en nuestra vida para sanar nuestras heridas, tal como lo hizo Jesús. Para entrar en el misterio de Dios no basta la inteligencia, sino que sirven "la contemplación, la cercanía y la abundancia", lo que ha tomado de la primera lectura de hoy: un pasaje de la carta de san Pablo a los Romanos. La Iglesia, ha dicho: "cuando quiere decirnos algo" sobre el misterio de Dios, "solamente utiliza una palabra: maravillosamente". Este misterio, prosiguió, es "un misterio maravilloso": "Contemplar el misterio, esto que Pablo nos dice aquí, sobre nuestra salvación, sobre nuestra redención, solo se entiende de rodillas, en la contemplación. No solo con la inteligencia. Cuando la inteligencia quiere explicar un misterio, siempre, ¡siempre! enloquece. Y así sucedió en la historia de la Iglesia. La contemplación: inteligencia, corazón, de rodillas, rezando... todo junto, entrar en el misterio. Esa es la primera palabra que tal vez nos ayude". La segunda palabra que nos ayudará a entrar en el misterio, dijo, es "cercanía". "Un hombre pecó --recordó-- y un hombre nos salvó". "¡Es el Dios que está cerca!" Y, continuó, "cerca de nosotros, de nuestra historia". Desde el primer momento, añadió, "cuando eligió a nuestro padre Abraham, caminó con su pueblo". Y esto también se ve con Jesús “que hace un trabajo de artesano, de trabajador". "A mí, la imagen que me viene es aquella de la enfermera en un hospital: cura las heridas, una por una, pero con sus manos. Dios se involucra, se mete en nuestras miserias, se acerca a nuestras heridas y las cura con sus manos, y para tener manos se hizo hombre. Es un trabajo de Jesús, personal. Un hombre trajo el pecado, un hombre viene a sanarlo. Cercanía. Dios no nos salva solo por un decreto o una ley; nos salva con ternura, con caricias, nos salva con su vida, por nosotros". La tercera palabra, continuó Francisco, es "abundancia". "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia". "Cada uno de nosotros --observó-- conoce sus miserias, las conoce bien. ¡Y abundan!" Pero, advirtió, "el desafío de Dios es vencer esto, sanar las heridas", como lo hizo Jesús. Más aún: "hacer aquel don sobreabundante de su amor, de su gracia". Y así, advirtió el papa Francisco, "se entiende aquella preferencia de Jesús por los pecadores". "En el corazón de este pueblo abundaba el pecado. Pero Él vino a ellos con la sobreabundancia de la gracia y el amor. La gracia de Dios siempre gana, porque es Él mismo quien se entrega, se acerca, que nos acaricia, que nos sana. Y para ello, aunque tal vez a algunos de nosotros no nos gusta decir esto, pero los que están más cerca del corazón de Jesús son los más pecadores, porque él va a buscarlos, llama a todos: ‘¡Vengan, vengan!'. Y cuando le piden una explicación, él dice: ‘Pero los que tienen buena salud no tienen necesidad del médico; yo he venido para sanar, para salvar'". "Algunos santos --afirmó-- dicen que uno de los pecados más feos es la desconfianza: desconfiar de Dios". Pero, se pregunta el santo padre, "¿cómo podemos desconfiar de un Dios tan cercano, tan bueno, que prefiere nuestro corazón de pecador?" Este misterio, reiteró, "no es fácil de entender, no se entiende bien, con la inteligencia". Solamente quizás nos ayuden estas tres palabras: la contemplación, la proximidad y la abundancia. Es un Dios, concluyó el papa, "que siempre gana con la superabundancia de su gracia, con su ternura, con la riqueza de su misericordia". Fuente: zenit.org

Sunday, November 10, 2013

Así en la Rusia soviética la luz resplandecía en las tinieblas


Vladimir Vorob'ev, rector de la universidad de Tichon recordó las persecuciones anticristianas y el heroísmo del clero ortodoxo
Por Luca Marcolivio
RIMINI, 22 de agosto de 2013 (Zenit.org) - Vladimir Vorob'ev es sacerdote ortodoxo, rector de la Universidad Ortodossa de Tichon, en la cual preside el Departamento de Historia Moderna de la Iglesia Ortodoxa. Es también rector de la iglesia de San Nicolás de Moscú, y miembro de la comisión sinodal para la canonización de los santos. Y de la redacción científica de la Orthodox Encyclopedia.
Su testimonio fue esta mañana en el 'Meeting de Rimini para la Amistad entre los Pueblos' que se combinó con la exposición: “Luz en las tinieblas: el testimonio de la Iglesia ortodoxa rusa en los años de la persecución soviética. La relación de Comunión y Liberación con el cristianismo ruso tiene 50 años. Se remonta a cuando el fundador de dicho movimiento católico, Don Giussani, hacía rezar a sus jóvenes delante del ícono de la Trinidad.
El testimonio más importante de la resistencia cristiana al comunismo fue la del padre Vsevolod Spiller (1902-1984), que profetizo que en pocos años caería el sistema soviético y se volvería a la Rusia de la fe.
Il rector de la universidad de Tichon contó como el régimen soviético en sus inicios había planificado científicamente exterminio y anulación de la fe ortodoxa a partir de sus sacerdotes y obispos. A tal propósito, dijo, existe una carta de Lenín que documenta este intento.
El momento más violento y negro de las persecuciones anticristianas fue entorno al 1937-38 y se lo llama el período del “grand terror”. Lo que distinguirá al régimen soviético respecto a otras dictaduras fue la voluntad exterminar no solamente miles de personas sino a también enteras categorías sociales.
El tragicómico paradoxo de aquellos años, contó Vorob'ev, es que el régimen a un cierto punto llegó a difundir por las calles un cartel con la propaganda “La vida se ha vuelto mas alegre" e insistía en modo obstinado sobre el mito marxista de que “la religión es el opio de los pueblos”...
¿Cómo fue posible entre tanto que la Iglesia en Rusia haya podido sobrevivir casi 70 años de persecuciones, con sus más altos representantes fusilados, encarcelados, mandados en los gulag o en la mejor de las hipótesis obligados a vivir en la clandestinidad? “Gracias a que existió un pequeño grupo que conservó en la fe y que la trasmitió a las generaciones sucesivas”, explico Vorob’ev.
La fuerza de la oración hizo florecer miles de testimonios de mártires o de sobrevivientes, muchos de los cuales con carismas especiales.
Algunos de ellos tenían poderes taumatúrgicos, otros tenían el don de la profecía, otros aún podían leer en la mente de su interlocutor respondiendo todas las preguntas que iban a recibir. Todos entretanto tenían una virtud, la incapacidad de odiar y la constante misericordia por el propio perseguidor.
Vorob've dijo que la ideología que había perseguido a los cristianos en la Rusia soviética era la misma ideología que persigue a los cristianos de hoy en todo el mundo.
Al despedirse con gratitud al público del Meeting de Rimini, Vladimir exhortó a “conservar la memoria de estos mártires” y concluyó que “quien vive segundo la fe será perseguido. Y que solamente la fe puede permitir al mundo de seguir viviendo”.

Thursday, November 7, 2013

Papa Francisco: defender la vida humana desde su concepción


Mensaje del santo padre por la Semana Nacional de la Familia en Brasil
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 12 de agosto de 2013 (Zenit.org) - El papa se ha dirigido a las "queridas familias brasileñas" en un mensaje en ocasión de la Semana Nacional de la Familia, que comenzó ayer en Brasil. El evento que está promovido por la Conferencia episcopal local lleva por lema "Transmisión y educación de la fe cristiana en la familia". En una nota de los obispos brasileños, mencionado el documento de Aparecida, recuerda que la familia "es uno de los tesoros más importantes de América Latina y es patrimonio de toda la humanidad".
En el mensaje, el papa Francisco subraya como mantiene todavía "vivas en el corazón las alegrías recibidas" durante su viaje a Brasil para la JMJ. El papa anima a los padres en la "noble y exigente misión de ser los primeros colaboradores de Dios en la orientación fundamental de la existencia y en la garantía de un buen futuro". Por esto - explica el papa - "es importante que los padres cultiven prácticas comunes de fe en la familia, que acompañen el crecimiento en la fe de los hijos (Lumen Fidei, 53)”.
Continúa el santo padre diciendo que "los padres están llamados a transmitir con las palabras pero sobre todo con sus obras, las verdades fundamentales sobre vida y amor humano, que reciben una nueva luz de la Revelación de Dios". Subraya también que "en particular, de frente a la cultura del descarte, que relativiza el valor de la vida humana, los padres están llamados a transmitir a sus hijos la conciencia que ésta debe ser siempre defendida, desde el vientre materno, reconociéndola un don de Dios y una garantía de futuro de la humanidad, pero también en el cuidado de los ancianos, especialmente de los abuelos, que son la memoria viva de un pueblo y transmiten la sabiduría de la vida".
Para finalizar, el santo padre invoca la intercesión de Nuestra Señora de Aparecida y dese que las familias pueda ser "los más convincentes testimonios de la belleza de amor apoyado y alimentado por la fe".

Monday, November 4, 2013

El Padre Pío, al rescate de tres sacerdotes: el gordo roncador, el escrupuloso y el atrevido


Ayudas que prestó en vida
El Padre Pío, al rescate de tres sacerdotes: el gordo roncador, el escrupuloso y el atrevido
El Padre Pío, al rescate de tres sacerdotes: el gordo roncador, el escrupuloso y el atrevido
El Padre Pío con el Padre Eusebio Notte, uno de sus más fieles amigos.
Actualizado 3 noviembre 2013 
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C.L. / ReL  

 Y aquella ciénaga se convirtió en la granja «Padre Pío», paraíso para gente que busca esperanza
 ¿Por qué el Padre Pío sigue dando más guerra muerto que vivo... cumpliendo su palabra?
 Ancelotti, devoto del Padre Pío: «Rezo pero no por el fútbol, Dios tiene cosas mejores que hacer»
 El increíble milagro del Padre Pío que llevó a la conversión a toda una parroquia ortodoxa
El Padre Pío (1887-1968) no fue sólo un santo popular por los estigmas y por los milagros, que atrajeron a millones de personas hasta el convento de San Giovanni Rotondo. Es también un modelo de vida sacerdotal, pues evidenció la eficacia del apostolado de los sacramentos: la misa -cuya esencia de sacrificio expiatorio era tanto más patente si la celebraba alguien con las llagas de Cristo- y la confesión, a la que consagró prácticamente en exclusiva toda su existencia.

Por eso los sacerdotes figuraban entre sus hijos predilectos, y no dejó de distinguirles con su ayuda en momentos de dificultad.

Trepar por el cristal
Dificultad espiritual, como la del padre Pasquale Cattaneo, quien recibió permiso de sus superiores para acudir a confesarse con aquel capuchino natural de Pietrelcina a quien todos consideraban ya santo. Durante el viaje en autobús preparó a fondo el examen de conciencia, para que, llegado el momento, no quedase un solo rincón de su alma sin exponer al juicio del buen fraile. E hizo nuevos propósitos de enmienda.

Pero al acercarse a su destino, algún escrúpulo debió asaltarle, que pensó con desánimo: "¡La vida espiritual... es como intentar escalar por el cristal!".

Llegó a San Giovanni Rotondo, avisó de que había venido para confesar con el Padre Pío, y esperó su turno. Cuando llegó el momento, se arrodilló ante el santo y empezó a desgranar lo que había preparado. Terminó, recibió la absolución, y se levantó feliz, porque había sido capaz de hacer una confesión sincera. Se volvió entonces para despedirle y entonces el Padre Pío le miró, le sonrió y con ojos cómplices le dijo: "Así que la vida espiritual es como escalar por el cristal, ¿eh?".

El padre Cattaneo contó esta historia, que corrobora algo que cientos de personas vivieron: el don de conocimiento de almas que tenía San Pío de Pietrelcina, y que sorprendía con frecuencia a los fieles, para bien -como en este caso, en que la confesión fue buena- o para mal -como en tantas ocasiones en que preguntó a los penitentes por pecados que le habían ocultado, voluntaria o involuntariamente-.

Clamar ante el abismo
Pero el Padre Pío también ayudaba materialmente a quien se lo pedía en la necesidad. Como al padre Valentino, un capuchino de San Marco in Lamis, hijo espiritual suyo.

Durante la ocupación alemana de Italia en la Segunda Guerra Mundial, fray Valentino quedó en la Emilia Romagna, separado de su familia, originaria de la Puglia, por el frente de guerra. Tanto les echaba de menos y tanto le preocupaba su situación, que decidió ir al Sur a verles.

Para pasar a la zona controlada por los aliados contactó con grupos partisanos que luchaban contra los nazis, y le informaron de un paso montañoso, aunque advirtiéndole de su extremado peligro, y más con el frío invierno en el que estaban. Pero el atrevido padre Valentino pensó que era "ahora o nunca", se encomendó a su amigo y director espiritual el Padre Pío, y se unió a un grupo de gente en su misma situación para cruzar el frente por el lugar indicado.

Llegaron a un sendero muy estrecho y cubierto por la nieve, que discurría junto a un talud que desembocaba en un precipicio. Mientras lo descendía a duras penas, el fraile pisó en el lugar equivocado y se cayó, empezando a descender sin remedio hacia el abismo.

Empezó entonces a gritar desaforadamente "¡Ayúdame, Padre Pío, ayúdame!". Y justo en ese momento un arbusto detuvo su caída y le salvó la vida. Sus compañeros le ayudaron a subir de nuevo.

Llegaron a su destino, y días después el padre Valentino quiso ir a San Giovanni Rotondo a visitar al Padre Pío. En cuanto éste le vio, le dijo, antes de que hubiesen podido hablar: "¡Cuántas voces me diste el otro día! ¡Cuántas voces!". Y luego el santo se acercó a él, le abrazó y le dijo: "Vamos a dar juntos gracias a Dios".

Una escena cómica
Nada dramática, y más bien como salida de una película de humor, fue la escena que vivió el padre Nello Masini, un sacerdote de San Leonardo Murialdo que había conocido al Padre Pío en 1950 y se había convertido también en uno de sus hijos espirituales.

Un verano acudió con otros sacerdotes al Véneto para un retiro espiritual. Don Nello era un hombre rechoncho y jovial muy querido por sus compañeros, pero... a causa de su obesidad sus ronquidos nocturnos eran literalmente insoportables y no dejaban dormir a nadie. Así que convinieron en que durmiese él solo en una habitación al final de un largo pasillo.

Una noche el padre Nello se levantó para ir al baño que tenía al lado, pero la puerta se le cerró con tal fuerza que el pestillo se atrancó. Cuando quiso salir, comprobó que estaba atrapado. Empezó a llamar a voces a alguien, pero... ¿cómo iban a oírle, si le habían aislado justo para eso?

Como no estaba dispuesto a pasarse la noche en el retrete, decidió subirse a la taza para intentar salir por el estrecho ventanuco que daba al tejado. El plan era pasar desde allí a alguna habitación que tuviese la ventana abierta. Cuando intentó pasar sus 120 kilos por ese agujero... sucedió lo que tenía que suceder: se atrancó en él.

Tras denonados e inútiles esfuerzos por arrancarse de allí, ni p´alante ni p´atrás, se aferró al último recurso, y empezó a pensar en el Padre Pío y a rezar. Y de pronto, sin saber cómo, se vio en el tejado. Asombrado del hecho, pero dispuesto a aprovecharlo, bajo con cuidado hasta que encontró una ventana abierta de un pasillo, que le llevó hasta su dormitorio.

Meses después viajó hasta San Giovanni Rotondo a ver a su director espiritual, y se lo encontró en la terraza donde se sentaba, ya mayor, a hacer sus oraciones vespertinas al concluir la jornada. Se aproximó para besarle la mano, y en cuanto el Padre Pío le vio, le dijo: "¡Don Nello, Don Nello! ¡Aquella noche en el tejado...!".

* * *
Ya saben, pues, los sacerdotes a quién acudir en la tribulación espiritual, ante el peligro físico o cuando se vean atorados en algún infernal ventanuco. Ahora desde el cielo, como antes desde su celda, el Padre Pío echará siempre una mano.

(Estos testimonios, prestados por los interesados a la causa de canonización de San Pío de Pietrelcina, están tomados del libro Il Padre. San Pio da Pietrelcina del padre Marcellino Iasenzaniro, tal como los recoge el blog Mystics of the Church.)